Las jóvenes Pumas han luchado con garra y corazón durante toda la temporada, pero el camino para llegar a donde están no ha sido fácil, ya que han enfrentado diversos retos personales, y en algunos casos, desde críticas de sus amigos y familia hasta la propia sociedad.
A sus 15 años, Natalia Vela, la delantera más joven de la liga femenil, apunta: “Los obstáculos que he enfrentado como mujer son el machismo y que me digan que por mi género no puedo, y en algún momento sufrí porque no me dejaban jugar”.
Pero lo resolví demostrando que lo hacemos igual de bien que los hombres, que tenemos las mismas capacidades, y en ocasiones, lo podemos hacer mejor.
Comencé en este deporte porque mi mamá también lo practicaba y estuvo en la selección. Así, desde los cuatro años me di cuenta que yo quería ser como ella, ser futbolista y aquí estoy, dijo orgullosa.
Karen Hernández, quien juega de medio de contención, piensa que estar en Pumas es una gran responsabilidad y orgullo. Para estar en esta actividad, la joven se enfrentó a burlas y machismo por parte de las mamás de sus amigos.
Pero gracias a su papá, quién le enseñó a hacer bien las cosas y también a jugar, demostró que puede hacerlo muy bien dentro del campo.
Por su parte, Nancy Zaragoza, mediocampista de 23 años, expresa que jugar en Pumas es un gran orgullo, porque también es estudiante de Economía en la Facultad de Estudios Superiores Aragón. Este equipo tiene una gran tradición y con nuestro equipo femenil esperamos seguir haciendo historia.
Con respecto a los retos, creo que he encontrado lo mismo que mis compañeras, que te digan que es un juego para hombres, pero todas hemos demostrado que también sabemos hacerlo muy bien.
Sí he sido discriminada, por ejemplo, no me dejaban entrenar en los equipos porque eran hombres, pero creo que ahora todas estas personas se darán cuenta que nosotras también jugamos muy bien.
Dicha situación la desafié como mis papás me dijeron: “tú solamente haz lo que sabes y demuestra que este deporte también es para las mujeres”, recuerda. Aunque realmente no le dio importancia a ese tipo de comentarios y demostró en la cancha lo que puede lograr.
Decidí jugar por mi papá, él fue quien me inculcó y que me llevaba a todos los partidos de pequeña, pero a mi mamá no le gustaba, hasta que logré que me dejara y ahora llevo doce años en esta actividad.
Melanie Hernández, de 19 años y mediocampista de enganche, menciona que jugar en Pumas es una gran responsabilidad, ya que es un Club con historia.
Como sus compañeras, la chica que juega y ama el futbol desde los seis años, se ha enfrentado al machismo, pero lo ha hecho confiando en ella, en su talento y en lo que hace.
Y aunque le ha resultado muy difícil porque a su corta edad ya tiene una niña, y sus papás pensaron que ya no haría nada en el futbol, aquí está con lo mejor que tiene.
Elizabeth Garrido, la segunda jugadora más joven con 16 años y volante izquierdo de las felinas, platica que desde los cinco años entró a este mundo deportivo y ha continuado básicamente por amor. “Desde que nací me gustó mucho el soccer”.
Cuando era pequeña mis primos jugaban y yo quería practicar con ellos, pero por ser niña no me daban mucha oportunidad, entonces acudí a escuelas especializadas en futbol donde pude jugar.
También enfrenté el machismo, pero gracias a Dios siempre tuve el apoyo de mis padres y muchas otras personas, concluyó.