Cada vez existe mayor necesidad de buscar alternativas médicas lo menos invasivas e inocuas para las personas, sobre todo como solución para problemas de salud comunes. Es ahí donde el profundo análisis de la circulación de la sangre puede ofrecer grandes beneficios a la población, ya que las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de muerte a nivel mundial.
Una de las técnicas más innovadoras para el estudio de los fluidos corporales es la microfluídrica, y recientemente el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Monterrey desarrolló, junto con la UNAM, un dispositivo que permite experimentar con materiales de consistencia similar a la sangre con el objetivo de determinar qué factores coinciden para que su trayectoria por el sistema circulatorio sea adecuado.
Se trata de un pequeño dispositivo de acrílico que se ensambla a un microscopio invertido que cuenta con una cámara de video capaz de capturar el comportamiento del fluido, con la intención de que se pueda verificar el trazo que sigue el líquido y la reacción que tiene cuando se aplican ciertas pulsaciones.
El aparato fue diseñado por científicos del Cinvestav, y está fabricado con dos pequeñas placas de acrílico, en su interior se observan dos canales de un tamaño de 200 micras, por donde los investigadores hacen pasar los fluidos que necesitan analizar.
De acuerdo con Gabriel Caballero Robledo, líder del proyecto en el Cinvestav Unidad Monterrey, los fluidos biológicos tienen la característica de ser viscoelásticos, es decir, que además de ser viscosos, cuando se aplica una fuerza oscilatoria puede cambiar su flujo. Esa particularidad le da a la sangre, por ejemplo, la posibilidad de viajar por las venas y arterias con cierta resistencia (por lo viscoso), pero también a reaccionar de forma elástica en su interacción con los conductos.
Al estudiar las propiedades de los fluidos viscoelásticos, lo que pretenden los investigadores es analizar la posibilidad de incidir externamente (a través de oscilaciones) en el flujo, lo que abre la posibilidad de ofrecer soluciones a personas con problemas en la circulación de la sangre, entre otras alternativas médicas relacionadas con enfermedades donde participen los fluidos biológicos.
Por ejemplo, puede ser que la sangre cambie su flujo a partir de ciertas frecuencias de oscilación realizadas externamente, de forma que, en casos como los daños vasculares, es posible que se puedan desarrollar técnicas médicas donde al enviar una señal de presión a la zona donde exista alguna oclusión en el conducto (vena o arteria) sea posible facilitar el tránsito de la sangre, y de esa manera evitar accidentes cardiovasculares.
Si bien hasta ahora los investigadores del Cinvestav y la UNAM sólo han trabajado con fluidos con características similares a la sangre, una vez que tengan mayor certeza de cómo se comportan los fluidos viscoelásticos, el siguiente paso es emplear fluidos biológicos reales a fin de que más adelante se puedan sentar las bases para realizar técnicas de modificación del flujo de la sangre, por ejemplo.
De acuerdo con Caballero Robledo, este tipo de desarrollos para trabajar con la microfluídrica es parte de la tendencia mundial de miniaturizar los análisis y procesos científicos para hacerlos más controlados y economizar los recursos empleados, por lo que este proyecto pone al Cinvestav dentro de esa innovadora forma de investigación.