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Especies amortales: el secreto biológico de la longevidad extrema

Desde hace milenios, han surgido en la Tierra animales que persisten hasta la fecha y que, para los humanos, podrían considerarse inmortales. Sin embargo, se trata de especies que viven muchos años y que, más bien, son amortales; es decir, organismos con una capacidad extraordinaria para resistir el envejecimiento y vivir mucho más tiempo que la mayoría de las especies.

Al respecto, existen seis especies marinas reconocidas por estas características, explicó Alejandra Alvarado Zink, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM.

  1. Esponja de mar (Anoxycalix joubini): es un animal invertebrado sin brazos ni cerebro, que habita en la Antártida y tiene el récord del animal más longevo en la Tierra. Los científicos han encontrado especímenes con una edad estimada de hasta 10,000 años, situándolos en la época de la última glaciación.

Estas esponjas están formadas por células que se adaptan para rejuvenecer cuando se presentan ciertos factores ambientales. Su longevidad se atribuye a un metabolismo extremadamente lento y a su capacidad de regeneración.

Dichas características las convierten en amortales, es decir, tienen la capacidad de vivir indefinidamente mientras no haya depredadores, explicó Alvarado Zink.

La Anoxycalix joubini habita en aguas profundas y frías, y se caracteriza por un crecimiento extremadamente lento, lo que hace que métodos tradicionales como el análisis de anillos de crecimiento no sean aplicables para calcular su edad. Los científicos emplean un enfoque multidisciplinario que incluye el análisis de átomos en sus tejidos para reconstruir su historia ambiental, modelos matemáticos para simular su crecimiento y observaciones a largo plazo de individuos marcados para obtener datos reales sobre su tasa de crecimiento.

  • Medusas inmortales (Turritopsis dohrnii): son animales marinos muy pequeños, generalmente de menos de 5 mm de diámetro, que pueden volver a una etapa juvenil tras alcanzar la madurez sexual. Este proceso se conoce como transdiferenciación celular y es lo que les ha valido el apodo de “inmortales”, pudiendo llegar a vivir hasta 10,000 años.

Cuando se estresan por condiciones ambientales, como cambios de temperatura, salinidad o falta de alimento, inician un proceso de transformación celular llamado “diferenciación”.

“Es como un reloj biológico que dice: ‘a ver, espérate, vamos a echar el mecanismo hacia atrás para regresar a la etapa de larva’”, agregó la especialista. Su metabolismo es tan lento que pueden vivir muchos años.

Otra forma de rejuvenecer es encerrarse en un capullo llamado “cisto”, similar a los capullos de las mariposas o las cápsulas que protegen a astronautas en viajes largos en películas de ciencia ficción. “Es como una especie de capullo protector.”

  • Almejas de Islandia (Arctica islandica): también conocida como Ming, tradicionalmente, la edad de estas almejas se determina mediante el conteo de sus anillos de crecimiento. Estos anillos, similares a los de los árboles, se forman anualmente y proporcionan una estimación bastante precisa de la edad del molusco.

Sin embargo, en el caso de especímenes extremadamente longevos como Ming, los anillos de crecimiento pueden volverse muy cercanos entre sí en las capas más antiguas de la concha, lo que dificulta un conteo preciso. Aquí es donde entran en juego técnicas más sofisticadas como el análisis geoquímico, que permiten estimar su edad en 507 años.

Además, estas almejas crecen muy lentamente y poseen mecanismos de reparación del ADN muy eficientes, que les permiten corregir lesiones de manera precisa. Esto es crucial para mantener la integridad de su genoma y prevenir la acumulación de mutaciones que podrían llevar a la muerte celular o al desarrollo de enfermedades. Gracias a estas características, se les considera uno de los animales más longevos, por lo que se les conoce como las “almejas inmortales”.

No obstante, si son capturadas por depredadores como pulpos, erizos o humanos (mediante redes de arrastre) y sacadas de su medio ambiente, mueren porque necesitan respirar el oxígeno disuelto en el agua. Además, su estructura puede colapsar debido a la diferencia de presión entre el agua y el aire.

  • Tortuga gigante de los Galápagos (Chelonoidis abingdonii): esta especie se caracterizaba por su longevidad y crecimiento lento. Lamentablemente, el último ejemplar, llamado “el Solitario George”, murió en 2012 a los 102 años, explicó la especialista de la DGDC. Entre las tortugas de los Galápagos existen 11 especies que se destacan como las tortugas terrestres más longevas y grandes del mundo.
  • Esturión: este pez de agua dulce puede vivir aproximadamente 100 años. Crece lentamente, y la edad se determina contando los anillos en sus escamas. Su metabolismo le permite enfrentar diversos padecimientos, por lo que rara vez se enferma.
  • Hidra: un animal marino con forma similar a una medusa invertida que tiene la capacidad de regenerar sus células dañadas, manteniéndose siempre joven gracias a sus mecanismos genéticos. “Es como un tratamiento de rejuvenecimiento.”

Su importancia

Los científicos han estudiado a estas especies por su capacidad de rejuvenecimiento con el objetivo de retrasar el envejecimiento humano. ¿Cómo es posible que estos animales regeneren sus células y desafíen el reloj biológico? ¿Podría esto ayudar a ralentizar el envejecimiento de nuestras células? ¿Serviría como tratamiento para enfermedades degenerativas o para reparar tejidos?

El océano, uno de los ecosistemas más amenazados por el cambio climático, ha visto un aumento drástico en su temperatura. Algunas especies se han adaptado, pero otras no.

¿Por qué amortales en vez de inmortales?

La elección del término “amortal” en lugar de “inmortal” es una decisión basada en la evidencia científica y en la necesidad de describir con precisión las características de estos organismos fascinantes. Al comprender la diferencia entre ambos términos, se puede apreciar mejor la complejidad de la vida y la importancia de conservar estas especies únicas.

La “inmortalidad” implica una vida eterna, sin fin, una existencia que trasciende el tiempo y la muerte. Ningún organismo conocido en la Tierra, ni siquiera las bacterias, es verdaderamente inmortal. Todos los seres vivos están sujetos a las leyes de la naturaleza y, en algún momento, su ciclo vital llegará a su fin.

En cambio, el término “amortal” sugiere una capacidad excepcional para prolongar la vida y resistir el envejecimiento. Los organismos amortales poseen mecanismos biológicos que les permiten rejuvenecer sus células y vivir por períodos extremadamente largos, pero no son invulnerables a las condiciones ambientales ni a las enfermedades.

Si alguna de estas especies desapareciera por alguna amenaza, ya sea el cambio climático o la actividad humana, se produciría una ruptura en la delicada red de la vida.

Esto afectaría toda la cadena trófica, como un efecto dominó, desde los organismos más pequeños hasta los depredadores superiores, concluyó.

Ideas destacadas:

  • Algunas especies marinas son amortales, capaces de vivir por periodos prolongados gracias a su resistencia al envejecimiento.
  • La esponja de mar Anoxycalix joubini tiene una longevidad de hasta 10,000 años.
  • La medusa Turritopsis dohrnii puede rejuvenecer y regresar a su etapa juvenil.
  • Las almejas de Islandia pueden vivir hasta 507 años y se consideran “almejas inmortales”.
  • La tortuga gigante de los Galápagos fue conocida por su longevidad, con ejemplares que alcanzaron los 100 años.
  • Científicos estudian estas especies para comprender y aplicar sus mecanismos de rejuvenecimiento en la biomedicina humana.