Las letras latinoamericanas no siempre salen de los recintos académicos o de los talleres de escritura. En muchas ocasiones provienen de respirar la calle, de la deriva mental, la huida del hogar, del trabajo de treinta y dos años en una licorería, de la descarga de mercancías en un país ajeno. Otros fueron bibliotecarios, libreros o periodistas de nota roja, contar muertos y luego las historias de esos cadáveres.
En el foro “Latinoamérica viva” celebrado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara platicaron sobre sus experiencias los escritores Katya Adaui (Perú), Mercedes Estramil (Uruguay), Leonardo Sanhueza (Chile), y Giovanni Rodríguez (Honduras), con la moderación de Cristina Rivera Garza.
Escribir es una carrera de obstáculos y no está limitada para los que estudian letras. Leonardo Sanhueza lo sabe muy bien. De la geología dio un salto mortal, sin red de protección, a la escritura. Dice que la literatura es el lugar al que uno llega cuando es inútil para las demás cosas. Es un desvío, un descuido.
Quien escribe observa los detalles, “las cosas diminutas”. Quien mira un nido puede ver una escena amorosa. Sanhueza afirma que el escritor mira en el nido una labor esclavizante, una pasión amorosa no correspondida.
Los escritores, para Mercedes Estramil, pagan un precio más alto que otras profesiones. Encuentran en la pérdida y en la decepción un camino para explorar. Y vaya que uno puede decepcionarse si se trabaja, como ella, en una licorería durante treinta y dos años.
Para Giovanni Rodríguez la escritura llegó después de abandonar la carrera de administración de empresas, de trabajar en una empresa descargando mercancías en otro país, y de reportar muertes para un periódico.
A la peruana Katya Adaui le gusta desafiar al mar y nada como si estuviera en una piscina. Lo reta, se venga de él. Se venga en recuerdo de la abuela muerta por rescatar a un nieto. Nadar es como usar los signos de puntuación. Saber respirar ayuda en la narrativa. Escribe porque esos mundos que crea le evitan la locura, un dique ante tanta realidad. Es una resistencia pasiva frente a tanto dolor.
El foro “Latinoamérica viva” lo organiza la Coordinación de Literatura de la UNAM, el Ministerio de Cultura del Perú, la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, el Consejo Nacional del Libro y la Lectura del Gobierno de Chile y la FIL de Guadalajara.