Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

El Mundial de Futbol de Qatar, apoteosis de la especulación del dinero sobre el deporte

  • El futbol tiene un sentido pedagógico para crear comunidad
  • En los equipos de jóvenes de futbol llanero y de ligas menores se crean lazos de solidaridad y de apoyo mutuo
  • Se aprende a manejar la frustración por la derrota

 El futbol es como un poliedro, y una de sus muchas caras es la política. Gerardo Caetano, exfutbolista e historiador uruguayo, dijo al respecto: “Los que creen que el deporte no tiene nada que ver con la política o no saben nada de deporte o no saben de política”.

Otra de las caras del balompié es la pedagógica, sobre todo cuando se juega en las canchas de barrio, dice el doctor Tommaso Gravante, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, quien nos da un “pase de palabras” sobre distintas caras del futbol, con motivo del Mundial de Qatar.

En cuanto a la política, Gravante dice que la FIFA ha utilizado la Copa Mundial de Futbol para realizar la práctica conocida como sportswashing, es decir, “lavar” una imagen y desviar la atención a través de la organización de un evento deportivo. En este caso, se busca que la mirada se aparte de un historial de vulneración de derechos humanos y escándalos de corrupción dentro del país organizador.

 Otros casos de sportswashing en el futbol

  1. El Mundial de Rusia 2018 sirvió para “limpiarle la cara” a Vladimir Putin y su régimen por las restricciones a los derechos humanos en ese país.
  2. En el Mundial de Sudáfrica de 2010 sirvió para presentar al mundo no sólo un país que supuestamente había superado los problemas raciales, sino también una economía emergente como BRICS, con la cual se fortalecería el comercio mundial.
  3. El Mundial de Argentina de 1978 se celebró bajo una dictadura militar, encabezada por el general Jorge Rafael Videla: mientras se jugaban partidos en los estadios, se torturaba a gente en los cuarteles. Algunos lo llamaron “El Mundial de la vergüenza”, y hace pocos años el New York Times publicó un artículo sobre aquella justa mundialista con el título: “Argentina 78, el fútbol como coartada de la dictadura”.
  4. La Copa Mundial de 1934 se llevó a cabo en Italia durante el gobierno fascista de Benito Mussolini.

Volviendo a Qatar, hay que recordar que el país lleva años intentando cambiar su imagen frente al mundo, ya sea organizando eventos deportivos como el Gran Premio de F1 de Qatar, patrocinando a través de Qatar Airways equipos de futbol —FC Barcelona, A.S. Roma, Boca Juniors y Paris Saint-Germain, entre otros— o promoviendo en el país eventos culturales internacionales.

Qatar: futbol, política y negocio

En Qatar, señala el investigador del CEIICH, habrá una segregación espacial que no se ha dado antes en ningún Mundial, ni siquiera en el de Sudáfrica, país marcado por la segregación racial del apartheid hasta principios de la década de 1990.

En Sudáfrica, los aficionados extranjeros podían viajar libremente por el país y había un punto de contacto físico y espacial entre ellos y la población local. En Qatar, en cambio, los extranjeros “no tendrán ningún tipo de contacto con la sociedad qatarí” ni libertad de movimiento a lo largo del país y en las ciudades. Además, deberán acatar restricciones, como no beber alcohol en los estadios.

Por otro lado, se sabe que para obtener la asignación como sede del Mundial de Futbol hubo procesos ilegales, “toda una maniobra desde años pasados por el emir de Qatar”.

Qatar—agrega Gravante— no sólo es sede del Mundial. Es también una de las sedes de negocios más importantes del mundo. Y el Mundial juntará otra vez a millonarios para hacer negocios con la familia real qatarí.

Además, desde un punto de vista geopolítico, agrega el investigador del CEIICH, Qatar es clave para Europa y también para Estados Unidos.

Frente a una crisis energética impresionante, Europa ésta buscando países para abastecerse de gas y Qatar es uno los principales productores de petróleo y gas del mundo.

Estados Unidos comparte el interés. Al presidente Barack Obama le parecía que no era correcta la elección de Qatar como sede del Mundial. En cambio, ahora, para el presidente Biden “ésta perfecto porque es necesario un aliado estratégico”.

Aunque no es parte de la OTAN y tiene conflictos con otros países del Golfo Pérsico (como Arabia Saudí), para el mundo occidental (Estados Unidos y Europa) tener un pie en Qatar (por los menos económico) es un paso para tener ventaja en recursos naturales.

Futbol y comunidad

El futbol tiene un componente social, sobre todo cuando se juega en ligas menores, en pequeñas comunidades, en el pueblo y en el barrio, dice Gravante.

“Tiene un sentido pedagógico al crear comunidad”. En los equipos de futbol llanero formados por jóvenes se crean lazos de solidaridad, de apoyo mutuo y se aprende a manejar la frustración por la derrota.

Jugar futbol es una buena escuela para muchos jóvenes, ya que aprenden tanto a relacionarse con otros, como a manejar las emociones incómodas. Eso lo han vivido en su juventud o adolescencia todos los que han practicado un poco de futbol de calle.

A pesar de que el Mundial de Qatar “es la apoteosis de la especulación del dinero sobre el deporte”, el futbol no pierde su encanto. Las selecciones y los jugadores jugarán y nos darán gusto y amargura.

El investigador de la UNAM expresa que no debemos perder la esperanza de tener un futbol que permita hacer comunidad, desde abajo, desde nuestras canchas de barrio. El futbol nos educa, nos enseña a manejar nuestra rabia y nuestra felicidad.

“Los jóvenes pueden cambiar la visión de este futbol capitalista, para tener un futbol más popular, más cercano a nuestras pasiones y a nuestro corazón”.

 También te podría interesar:

Qatar, un pequeño gigante

Gerardo Caetano: fútbol y política

RESUMEN CEO

Algunos Mundiales de Fútbol  han servido para lavarle la cara a regímenes que no respetan los derechos. Ejemplos: la dictadura de Videla en Argentina en 78 y ahora al Emir de Qatar. A pesar de eso, el fútbol,  el llanero, el que se juega en el barrio y en ligas menores,  nos enseña a crear lazos de solidaridad. También a manejar la frustración y la rabia, así como la felicidad de ganar.