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Egresada del CCH es becada para estudiar en la Universidad de Indiana

Una noche, mientras Natalia cocinaba galletas de avena con su madre, recibió un mensaje de texto: había ganado una beca completa para estudiar Letras Inglesas en la Universidad de Indiana. Estaba en shock. La emoción fue tal que ambas rompieron en llanto.

La joven aplicó a nueve universidades en Estados Unidos, pero la mayoría le respondió que no tenía recursos para becarla. Solo una le ofreció una beca parcial, aunque los costos seguían siendo muy altos. Natalia ya se había resignado a estudiar en México; pensó que no había sido aceptada en ninguna universidad, hasta que esa noche llegó el mensaje esperanzador.

Desde muy pequeña, Natalia sintió una conexión con la literatura. Creció rodeada de libros y con un gusto temprano por la escritura. A los cinco años leyó su primer libro, una versión infantil del Diario de Ana Frank, y desde entonces quedó enamorada de la lectura. Hoy quiere ser escritora.

Su nombre completo es Natalia Ixmukane Brondo Peña, y recién terminó sus estudios en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Vallejo, la escuela que —dice— le brindó todas las herramientas para llegar a la Universidad de Indiana.

Aunque el proceso para obtener la beca fue muy difícil —tuvo que redactar varios ensayos, pasar entrevistas, entregar cartas de recomendación y realizar exámenes de inglés—, Natalia se sintió feliz cuando recibió la noticia de que había sido aceptada.

Solo para la Universidad de Indiana escribió tres ensayos: uno argumentativo sobre el impacto de la inteligencia artificial en la literatura moderna; otro sobre sus actividades extracurriculares, y uno más sobre por qué deseaba estudiar en esa universidad.

Durante la pandemia aprovechó para aprender inglés y leer clásicos en su idioma original, como Mujercitas, Emma y Orgullo y prejuicio.

Aunque tenía miedo de estudiar artes —porque, dice, actualmente todos parecen orientarse hacia la tecnología y las ciencias—, su profesor de taller de lectura, Rubén Fischer, fue clave para que se decidiera. “Él me mostró todas las posibilidades y, hasta la fecha, sigue impulsándome”.

En el CCH Vallejo

Durante su paso por este plantel, Natalia leyó literatura latinoamericana y tomó un curso del Fondo de Cultura Económica sobre escritoras mexicanas. Ahí descubrió cuánto le gusta este estilo narrativo, los temas que abordan y la forma en que transmiten el contexto mexicano de forma atemporal.

Desde entonces, sus autoras favoritas son mujeres como Elena Garro, Jane Austen, Sylvia Plath y Han Kang —recientemente galardonada con el Nobel de Literatura—, aunque su predilecta es Cristina Rivera Garza, especialmente por El invencible verano de Liliana.

“Ha sido de los libros más importantes que he leído. Me encantó la manera en que usa la literatura y el periodismo para hablar de temas sociales, con una prosa poética. Es una mujer que también estudió en la UNAM; siempre me vi reflejada en su trabajo”, detalla Natalia.

La UNAM

Para ella, la UNAM es como su casa. Toda su familia estudió ahí, y el CCH fue esencial en su proceso. “Si no fuera por esa etapa de mi vida, quizá no hubiera logrado entrar a la Universidad de Indiana”.

En la UNAM descubrió su amor por la literatura, conoció a sus mejores amistades, a sus profesores favoritos y a quienes considera sus mentores. “Esta universidad representa para mí la educación, mis sueños y todas mis oportunidades. Estoy muy agradecida con la UNAM, el lugar donde siempre quise estudiar”.

De hecho, le gustaría realizar un posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Qué viene

Al estudiar en Estados Unidos, Natalia espera motivar a más jóvenes —sobre todo mujeres— a atreverse a estudiar en el extranjero, ya sea en la universidad o en posgrados. “Quiero que vean que sí hay oportunidades de financiamiento en el área de humanidades y ciencias sociales. Ojalá que se motiven con mi historia”.

Está entusiasmada por abordar un enfoque contemporáneo de la literatura: tendrá clases sobre géneros como la literatura femenina e infantil, y le emociona ampliar sus horizontes. También desea tomar materias de cine o estudios de género.

Al regresar a México, quiere ser escritora y trabajar en alguna editorial. Además, busca promover la literatura en poblaciones menos privilegiadas —tanto en el interior de la República como en zonas periféricas de la Ciudad de México— para acercar a niñas y niños a la lectura. También quiere cursar una maestría en escritura creativa y eventualmente hacer un doctorado.

“Creo que es importante que las juventudes se acerquen a la lectura porque la literatura nos conmueve, nos trastoca y tiene la capacidad de representar muchos aspectos de nuestra vida y contexto social e histórico. Nos acompaña, nos ayuda a entender cómo nos sentimos y también genera cambio”.

La literatura, concluye Natalia, “es el mayor testimonio que tenemos de la humanidad. Nos ayuda a entender quiénes somos y de qué manera le damos sentido a nuestra existencia. Leer es como respirar, es algo inevitable”.