Los investigadores de Standford han llevado la evolución en electrónica al siguiente nivel, demostrando no solo un circuito extensible que puede sensar incluso el paso de una mariquita, sino el proceso que permite llevar esta tecnología a producirse en masa.
De las muchas formas que damos sentido a nuestro mundo, con nuestros ojos, oídos, nariz y boca, ninguno es quizá menos apreciado que nuestras manos táctiles y versátiles. Gracias a la yema de nuestros dedos, podemos sentir el calor antes de tocar la llama de una vela o sentir la suavidad de otra piel.
Pero las personas con extremidades prostéticas viven en un mundo sin contacto. Restaurar algo parecido a esta sensación ha sido la pasión del ingeniero químico de Stanford, Zhenan Bao, que ha trabajado por décadas para crear materiales sintéticos, elásticos y electrónicamente sensibles. Dicha tecnología podría usarse como cubierta tipo “piel” para prótesis. Pero a corto plazo, una nueva generación de electrónica flexible.
Este mes, un artículo en Nature, Bao y su equipo describen dos novedades técnicas que podrían llevar a buen término este objetivo de 20 años: la creación de un circuito de polímero estirable con sensores táctiles integrados para detectar algo tan delicado como el paso de una mariquita. Y el segundo es un método para producir en masa esta nueva clase de dispositivo electrónico flexible y elástico, un paso crítico en el camino hacia la comercialización, dijo Bao.