Sobrevivió a la primera escaramuza. Varios compañeros cayeron. Estar menos equipado no le impidió escabullirse mediante hábil maniobra. Estaba a salvo.
La orden del walkie talkie: mantenga posición. Envío refuerzos.
La infantería rival pasó sin verlo. Nada intentó. No gastó una bala. Apretó el rifle. Murmuró:
—Líder en la mira. Distraigan por flanco derecho. Tengo una oportunidad…
—Aguarde. Va caballería.
Agazapado, esperó. La batalla atronaba. El sudor lo cubría. Retumbar de cascos: la ayuda, la distracción necesaria. Los guardianes del emperador disidente enfilaron hacia los caballos.
Estrategia adecuada. Objetivo visible. Se irguió. Levantó el arma. Apuntó directo al corazón.
El rey, sorprendido, lo vio directamente a los ojos adivinando su destino. Sus miradas se cruzaron. La suerte estaba echada:
¡Jaque mate!