Con su estilo seco, la autora de la novela La pasión según G. H. y del libro de cuentos Silencio, entre otras obras, renovó las letras brasileñas.
La escritora ucraniana-brasileña de origen judío Clarice Lispector escribió alguna vez: “Digo lo que tengo que decir sin literatura.”
Su peculiar manera de crear historias, sustentada en la búsqueda de lo esencial, de aquello que late debajo de la superficie, y, por lo tanto, alejada de lo exterior, lo convencional y lo trillado, representó una gran bocanada de aire fresco para las letras brasileñas.
Nacida el 10 de diciembre de 1920 en Chechelnik, Ucrania, su nombre original era Chaya Pinjasovna Lispector, pero al emigrar a Brasil con su familia adoptó el de Clarice.
Cuando aún era niña, Lispector escribió varios cuentos y los envió a la sección infantil del Diario de Pernambuco; sin embargo, fueron rechazados porque, en lugar de narrar algún hecho, describían únicamente sensaciones.
En 1943 salió publicada su primera novela, Cerca del corazón salvaje, que había escrito a los 19 años y por la que obtuvo el premio Graça Aranha.
Un año después, en plena Segunda Guerra Mundial, viajó a Europa, donde se incorporó como voluntaria al cuerpo de enfermeras de la Fuerza Expedicionaria Brasileña.
En 1960 vio la luz su primer libro de cuentos, Lazos de familia; y en 1963, su novela La pasión según G. H., que escribió en unos cuantos meses y la consagró como una escritora singularísima.
Una noche de 1966, al quedarse dormida con un cigarro encendido, se desató un incendio en su habitación que le ocasionó graves quemaduras en todo el cuerpo. Debió permanecer varios meses hospitalizada y sufrir finalmente la amputación de su mano derecha.
A partir de entonces, Lispector, cuyo cuerpo quedó cubierto con horribles cicatrices y marcas, comenzó a ser presa de recurrentes depresiones. Con todo, no dejó de escribir.
El 9 de diciembre de 1977, no mucho tiempo después de la publicación de su última novela, La hora de la estrella, murió en Río de Janeiro, a los 56 años, a consecuencia de un cáncer de ovario.
Acerca de Lispector, Cristina Peri Rossi, escritora uruguaya y traductora de su libro de cuentos Silencio, escribió: “… prescinde justamente de lo metafórico, de la proliferación de imágenes, para que la literatura sea entonces una investigación de lo interior, y no espejos polivalentes. Un ejemplo de esto es ese relato tan difícil de clasificar: ‘Seco estudio de caballos’. Justamente, el adjetivo es el que mejor define la obra de Clarice y su estilo: seco. Pero esta sequedad no es un límite, sino una virtud: a través de esa renuncia al oropel, a los fastos de la imagen, su obra accede a la profundidad de percepción.”
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