El llano sigue ardiendo: se aviva el fuego tras el cumplimiento de los más de 36 mil 500 días de ‘existencia’ de Juan Rulfo, “el escritor más leído en español en el mundo, con traducciones de sus obras a casi 50 idiomas; el tamil, de la India, el más reciente”, afirmó Víctor Jiménez, presidente de la Fundación que lleva el nombre del autor.
La “Conmemoración del centenario de Juan Rulfo” se ha hospedado en la UNAM, y hasta el día de mañana habrá jornadas que incluyen mesas de análisis, conferencias magistrales y la presentación editorial de los libros “El fotógrafo Juan Rulfo”, de Paulina Millán y Jorge Zepeda; “Ladridos, astros, agonías. Rilke y Broch en el lector Rulfo”, de Víctor Jiménez; y “Pedro Páramo”, edición bilingüe español-náhuatl, de Victoriano de la Cruz.
Hace 100 años, a las cinco de la mañana en Sayula, Jalisco, los padres de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo, doctor honoris causa por la UNAM, no hubieran podido imaginar lo que sucede ahora, comentó Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades de la UNAM y anfitrión del evento.
Nos preocupan los acontecimientos del país, pero éste es un día de fiesta; “la obra de Rulfo nos invita de muchas maneras a reflexionar en torno a la violencia que ocurre en México”, subrayó.
Víctor Jiménez habló de la faceta “montañista” del jalisciense, que en ocasiones se hacía llamar “Matlacuache Rulfo”. Asimismo, apuntó que su cercanía con el autor de “¡Diles que no me maten!” se acentuó en el Movimiento Estudiantil de 1968, y presentó una fotografía de Rulfo a un costado de la Biblioteca Central, con gafas y traje oscuros, y sentado en el pasto junto a la entonces estatua de Miguel Alemán, que ya se encontraba cubierta.
Noticias
La primera presentación editorial del encuentro fue “Noticias sobre Juan Rulfo. La Biografía”, de Alberto Vital, una reedición de la obra conocida en 2004, y que ahora amplía datos y aspectos sobre su vida, producto de 30 años de investigación. Se trata, resaltó Antonio Garrido Domínguez, de la Universidad Complutense de Madrid, de una biografía intelectual, de un escritor “al que se le escapó el Premio Nobel, pero así le pasa a los grandes”.
Al respecto, Vital Díaz expuso que la información contenida en el libro “está avalada”. Rulfo no fue un autor testimonial, pudo haber narrado el asesinato de su padre y no lo hizo.
“¿Hasta qué punto la fotografía está en su literatura? En gran medida, está en la ubicación donde ocurren sus relatos, en la iluminación, en sus técnicas narrativas, en la manera de manejar la luz y la sombra, en la imagen y en lo escrito; es tan gran narrador como fotógrafo. Es más, había gente que lo conocía por su trabajo con la cámara y no como escritor; hoy sucede lo contrario”, aseveró.
Aportes
En la primera jornada de la conmemoración, realizada en el auditorio Jorge Carpizo de la Coordinación de Humanidades, Françoise Perus, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), habló de Ángel Rama (escritor y crítico uruguayo) como lector de “Pedro Páramo”: hizo reinterpretaciones de la obra y destacó la relación padre-hijo y la ruptura de la filiación en la máxima obra del mexicano.
Rafael Olea Franco, de El Colegio de México, se refirió al vínculo entre el autor de “El llano en llamas” y José Emilio Pacheco, de esos “estilistas de la lengua”, y las recreaciones que hizo el segundo sobre la obra rulfiana.
“Pacheco aseguró en su momento que el prestigio de Rulfo crecía por cada libro que no publicaba. Para un gran escritor se necesitaba de un gran lector, con esas frases octosilábicas perfectas, por eso Juan se ha convertido en un clásico”, mencionó.
En el festejo, en el que participan especialistas de América, Asia y Europa, también estuvieron presentes Rosa Amparo Contreras y José Carlos González Boixo, de la Universidad de León (España), así como Juan Francisco Rulfo, hijo del autor que “dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras…”.
Para verificar actividades y horarios consultar la página: rulfo100.humanidades.unam.mx