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Camila Sosa Villada en la UNAM: “Que nunca se les apague la llama de la insurgencia”

La autora argentina habló sobre salud mental, dolor y escritura durante su visita a Ciudad Universitaria.

Frente al mural de la Biblioteca Central, uno de los emblemas más reconocibles de la UNAM y de la Ciudad de México, Camila Sosa Villada observa el paisaje con una serenidad que contrasta con la intensidad de su obra. Autora de Las malas, libro que marcó un hito en la literatura latinoamericana reciente al narrar las vidas de las travestis cordobesas con una gran fuerza poética, la autora visitó Ciudad Universitaria y conversó con UNAM Global sobre la escritura, el dolor y la salud mental.

Fotografía: Alberto Resendiz

Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020, Camila Sosa ha construido una escritura donde la fe, la marginalidad y el deseo encuentran una forma poética. Su obra, ampliamente traducida y reconocida, ha abierto un nuevo horizonte para las narrativas disidentes en América Latina.

Su visita a México coincide con la promoción de Tesis sobre una domesticación, película dirigida por Diego Mondaca y basada en su obra homónima, estrenada recientemente en cines.

Durante la conversación, Camila Sosa se detuvo en un tema que atraviesa a todas las personas, sin importar edad ni contexto: la salud mental. Reflexionó sobre cómo el lenguaje puede ofrecer una forma de acompañamiento frente al dolor, más cercana a la comprensión que al consuelo.

“El dolor siempre es dolor”

—¿En qué momento encontraste que referirte al dolor podía ser una manera de transformarlo en literatura? —le preguntamos.

Camila Sosa responde sin rodeos, con la claridad que caracteriza su modo de hablar:

“No creo que el dolor y el sufrimiento se puedan transformar en literatura. Podemos escribir sobre eso, pero el sufrimiento siempre es sufrimiento, el dolor siempre es dolor y deja su marca. Hay que aprender a vivir con eso.”

En su voz no hay fatalismo, sino una lucidez que desmonta la idea romántica de la escritura como terapia. Para ella, la literatura no redime ni cura, apenas nombra. Esa distancia entre el arte y la sanación abre un espacio donde la palabra deja de ser consuelo para volverse espejo.

“No creo que un sufrimiento pueda transferirse a otro para ser escrito por otro”, dice. “Cada uno habla de lo que sufre y de lo que le duele.”

La palabra como compañía

Si la literatura no alivia, ¿puede al menos acompañar?, le preguntamos.

“Sí, lo creo. A mí también me ha sucedido como lectora”, responde. “Hay libros que me han hecho compañía, que le pusieron nombre a cosas que me dolían. No es que el dolor se calme, pero hay una forma de sentirse menos sola.”

Camila distingue entre el alivio emocional y el acompañamiento simbólico. En su experiencia, el alivio llega por otros caminos:

“Tengo la suerte de poder hacer psicoanálisis. El alivio aparece cuando hablo de lo que me pasa, ya sea en análisis o con mis amigas. Pero una dolencia mental o espiritual requiere intervención, no se calma solo con una lectura.”

“El dolor habla lenguaje”, recuerda. “Las enfermedades hablan lenguaje.”

La salud mental como la primera salud

Para Camila Sosa, la salud mental es la base de todas las formas de bienestar.

“Creo que es la primera salud, en realidad”, afirma. “La salud no es un estado de la gente. Es a partir de la enfermedad que se empiezan a mover cosas.”

Durante la conversación, insistió en que la salud mental es la primera salud y en que las personas no viven en un estado permanente de equilibrio. Señaló que, muchas veces, es a partir de la enfermedad o del malestar cuando se inician los procesos que transforman la vida.

Camila Sosa habló del dolor y de la importancia de poder ponerlo en palabras. Para ella, nombrar lo que duele y hablarlo —ya sea en un contexto terapéutico, analítico o con los amigos y amigas— es una forma de compañía y de alivio.

Dolor, palabra y cuerpo

En la literatura de Camila Sosa Villada, el cuerpo es un territorio donde el dolor se escribe. No se trata de un cuerpo que busca pureza o redención, sino de uno que arde, que se contradice, que sobrevive.

En Las malas —y en su obra posterior— ese cuerpo es también comunidad, memoria y resistencia.

Al escribir sobre travestis, pobreza y deseo, Sosa Villada no propone una estética de la denuncia, sino del reconocimiento: la posibilidad de mirar la vida desde sus bordes sin renunciar a la poesía.

“Les deseo insurgencia”

Al final de la entrevista, la conversación vuelve a la juventud, al presente y a la esperanza.

Cuando le preguntamos qué les diría a las y los jóvenes mexicanos, su respuesta se convierte en un manifiesto:

“Les deseo insurgencia. Que tomen sus vitaminas, como dice Sharon Olds. Que se preparen, porque el mundo se está poniendo muy feo. Así que que nunca se les apague la llama de la insurgencia. En eso, México es punta de lanza en Latinoamérica, como Argentina también. Eso les deseo: una revolución.”

“Que nunca se les apague la llama de la insurgencia.”