En México y en el mundo, el aviso de caducidad es un mecanismo de protección para los consumidores. No solo ofrece información sobre las características nutricionales de los productos, sino también indica hasta cuándo es recomendable consumirlos. ¿Qué sucede si se consume un producto caducado?
Las regulaciones y recomendaciones de seguridad alimentaria varían según el país. Por eso, es esencial estar informados sobre las normativas locales. En México, al igual que en otros lugares, los fabricantes emplean las fechas de caducidad para señalar el momento óptimo en términos de sabor, textura y valor nutricional de un producto.
Según la profesora de Ingeniería Agrícola de la UNAM, Berenice Hernández, la fecha de caducidad busca reducir riesgos asociados al consumo de alimentos en mal estado y minimizar la responsabilidad legal de los fabricantes frente a problemas de seguridad alimentaria.
¿Qué diferencia hay entre fecha de caducidad y fecha de consumo en México?
Berenice Hernández señala que en México se distingue entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. La primera indica el límite para garantizar la seguridad alimentaria del producto. Tras superarla, el alimento puede ser peligroso para la salud. Por su parte, la fecha de consumo preferente marca el momento hasta el cual el alimento conservará sus características organolépticas, como sabor y textura. No obstante, su ingesta sigue siendo segura después de esa fecha, aunque su calidad puede no ser la misma.
Hay productos que, por su naturaleza y durabilidad, no necesitan fecha de caducidad: sal, azúcar, miel, vinagre, salsa de soya, arroz, lentejas, garbanzos y aceite de oliva. No obstante, la especialista destaca que la mayoría de los alimentos perecederos deben mostrar una fecha de caducidad o consumo preferente para asegurar calidad y seguridad al consumidor.
¿Qué peligros existen con alimentos descongelados y su exposición al ambiente?
Consumir alimentos previamente congelados que luego se descongelan o exponen al ambiente es de alto riesgo. La profesora de Ingeniería Agrícola de la UNAM indica que la exposición prolongada a temperaturas no adecuadas favorece el crecimiento de bacterias patógenas, incrementando el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos.
Es vital seguir pautas de seguridad alimentaria, como descongelar en el refrigerador o microondas y evitar dejar los alimentos expuestos durante largos periodos, especialmente en climas cálidos. El tiempo para consumir un producto post-caducidad depende del tipo de alimento y de las condiciones de almacenamiento tanto en el punto de fabricación como en el hogar.
No es igual consumir granos secos o cereales con etiquetado de consumo preferente que carnes con fecha de caducidad superada por más de una semana. Se recomienda observar y oler la carne para determinar su estado.
Es relevante mencionar que en los hogares mexicanos se desecha, en promedio, el 46% de las frutas y verduras y el 10% de las carnes. Hernández indica que no se ha cuantificado el volumen de alimentos caducados enlatados desechados, ya que suelen terminar en la basura.
Es crucial desechar adecuadamente los alimentos caducados para prevenir riesgos sanitarios y medioambientales. Separar los residuos y una disposición adecuada de alimentos vencidos favorece una gestión responsable de los desechos.
Los alimentos caducados mal gestionados pueden impactar negativamente el medio ambiente. Si se depositan en vertederos, pueden generar gases de efecto invernadero y contaminar suelo y agua.
Como consumidores, es esencial minimizar el desperdicio de alimentos y desecharlos responsablemente. La especialista concluye enfatizando la importancia de respetar las fechas de caducidad y consumo preferente, almacenar correctamente los alimentos siguiendo las indicaciones del envase y, sobre todo, contribuir a la sostenibilidad reduciendo el desperdicio y practicando el compostaje cuando sea factible.
Ideas destacadas sobre caducidad en alimentos
- El aviso de caducidad, presente tanto en México como a nivel mundial, actúa como una herramienta de protección para los consumidores, indicando la idoneidad de consumo de un producto basado en sus características nutricionales y su vida útil.
- Las fechas de caducidad, establecidas por los fabricantes, reflejan el periodo en el que un producto mantiene su sabor, textura y valor nutricional óptimos. Sin embargo, las regulaciones y recomendaciones sobre seguridad alimentaria varían según el país, por lo que es crucial conocer las normativas locales.
- La fecha de caducidad tiene un doble propósito: minimizar los riesgos de consumir alimentos en mal estado y limitar la responsabilidad legal de los fabricantes ante eventuales problemas de seguridad alimentaria, según la profesora Berenice Hernández de la UNAM.
- En México, existe una distinción clave entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. Mientras la primera denota el límite de seguridad alimentaria, la segunda se refiere al periodo durante el cual el producto conserva sus características organolépticas, pudiendo ser consumido con seguridad tras superar esta fecha, aunque con una posible disminución en su calidad.
- Aunque algunos alimentos, debido a su naturaleza, no requieren una fecha de caducidad (como la sal o el azúcar), la mayoría de productos perecederos deben incluir una fecha de caducidad o consumo preferente para garantizar su calidad y seguridad al consumidor.
- Los alimentos que han sido descongelados y posteriormente expuestos al ambiente presentan un alto riesgo de consumo debido al crecimiento de bacterias patógenas. Es fundamental seguir pautas de seguridad, como descongelar adecuadamente, y ser conscientes de que el tiempo óptimo de consumo post-caducidad varía según el tipo de alimento y sus condiciones de almacenamiento.
- En los hogares mexicanos, se desecha una cantidad significativa de alimentos: un promedio del 46% de frutas y verduras y el 10% de carnes. A pesar de esta cifra, aún no se ha cuantificado el volumen de alimentos caducados enlatados que se desechan.
- El manejo inadecuado de alimentos caducados tiene repercusiones negativas en el medio ambiente, contribuyendo a la producción de gases de efecto invernadero y contaminación. Por ello, es esencial que los consumidores minimicen el desperdicio y gestionen los desechos de manera responsable, siguiendo prácticas como el compostaje.