Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

¿Barbie fomenta estereotipos negativos en las niñas?

La muñeca Barbie fortalece estereotipos de género, pero también es parte de un sistema que determina cómo deberíamos ser. Es decir, no es el único factor que promueve ese patrón, explicó Diana Paz, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Por ejemplo, hay estereotipos presentes en las series de televisión, la publicidad, los medios digitales y en la escuela. En algunas ocasiones, las niñas incluso lo escuchan de los adultos. Por ende, Barbie no es el único factor que define cómo debe representarse a una mujer exitosa.

Si bien la última generación de Barbie ha buscado la diversidad y ha presentado muñecas con diferentes tonos de piel, estas mantienen las mismas formas y características que las definen con un particular modelo a seguir.

Si una niña posee esta muñeca, pero su entorno no fomenta esos estereotipos ni le indica cómo debe comportarse una mujer exitosa, entonces no enfrentará dichos problemas.

¿Para qué sirve un juguete?

El juego es una actividad fundamental en la infancia con diversas finalidades. Los niños y niñas emplean herramientas lúdicas que contribuyen al desarrollo de habilidades y conductas para su etapa adulta, incluso con objetivos vinculados a la supervivencia.

Esta conducta lúdica no es exclusiva de los seres humanos; se puede observar en distintas especies. Por ejemplo, los chimpancés juveniles desarrollan juegos que incluyen enfrentamientos con sus coetáneos.

A través del juego, ejercitan habilidades que más adelante les serán útiles, tanto para demostrar su fuerza como para acercarse a la posición alfa en su comunidad. Asimismo, el juego es una herramienta que ayuda a otras especies a aprender habilidades esenciales, como la búsqueda de alimento.

En este contexto, los juguetes cumplen diversas funciones: ofrecen recreación, diversión y preparación para la adultez.

En el caso específico de Barbie, esta muñeca puede establecer expectativas sobre el rol de la mujer. Sin embargo, es necesario un entorno que respalde dicha conducta. Si no se cuenta con un contexto que refuerce ese esquema, este no se consolidará.

Además, en el ámbito lúdico, Barbie cumple una función socializadora. La interacción con otros es una característica inherente a nuestra naturaleza, lo que nos permite garantizar la supervivencia y acceder a mejores oportunidades económicas, sociales y culturales.

No compro una Barbie porque fomenta estereotipos

Hay quienes deciden no adquirir una muñeca Barbie para sus hijas, argumentando que promueve estereotipos de género. Creen que, al hacerlo, están solucionando un problema.

“Es fácil eliminar algo tangible, pero resulta mucho más desafiante cuestionar la realidad de cómo percibimos, evaluamos y nos relacionamos con las demás personas, dependiendo de si se ajustan o no a ciertos estándares. Afrontar esto es más arduo y doloroso”.

Es un hecho que Barbie se ha consolidado como un instrumento de ocio en el entorno donde se desarrollan las niñas de hoy. Gran parte de sus contemporáneas tendrán acceso o, al menos, conocimiento sobre estas muñecas.

Si se les priva de estos medios de socialización, se podría limitar y coartar su evolución social durante la infancia. Entonces, ¿cuál sería el enfoque adecuado? Es esencial comunicarles a las niñas que la muñeca es una representación, pero no la única. Existe una amplia variedad de mujeres y estilos de vida.

La película versus la realidad

En la reciente película de Barbie, las muñecas se representan siempre sonrientes y activas, disponiendo de tiempo para desayunar, lucir impecables y con un ánimo inquebrantable; como si nunca tuvieran un mal día. Se distinguen por una coloración de piel determinada, simetría facial, una estatura destacada y proporciones corporales ideales. “Nos están diciendo cómo debe ser una mujer para ser considerada atractiva y exitosa”.

Estas representaciones llevan a las niñas a entender que si una mujer no encaja con esos estándares, no será exitosa ni deseada, quedará al margen de la felicidad y, posiblemente, sea marginada socialmente. “Se les niegan ciertas cualidades y oportunidades”.

Este panorama no es exclusivo del mundo fílmico; se manifiesta en nuestra realidad de múltiples maneras. Por caso, en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía divulgó los resultados de la Encuesta Nacional Sobre Discriminación 2017. En ella se destaca que las personas con tonalidades de piel claras acceden a empleos más ventajosos que aquellos con piel más oscura.

Las personas de piel clara disfrutan de mayor solvencia económica, una notable presencia social y un incremento en ventajas dentro de una sociedad moldeada por dichos criterios. La belleza se convierte apenas en un fragmento de toda una serie de pros y contras en la interacción social. Esto es la pigmentocracia.

Otra situación se da en Corea, donde es común que las familias marquen el decimoctavo cumpleaños de sus hijas con una cirugía estética, persiguiendo un ideal femenino coreano específico: modificación de párpados o nariz. La intención es facilitarles un mayor reconocimiento o brindarles acceso a oportunidades más atractivas.

Un ejemplo adicional proviene de un experimento social circulante en internet. En un video, se presenta a un niño o niña dos muñecos: uno con piel clara y otro moreno. Se les cuestiona: ¿Cuál es el malo? ¿Cuál es el feo? La respuesta predominante señala al muñeco de piel oscura.

Ideas destacadas

  1. La muñeca Barbie, aunque refuerza estereotipos de género, es solo uno de los múltiples elementos que establecen cómo debería ser una persona. Esta percepción es reforzada por otros medios como la televisión, publicidad y educación.
  2. La reciente generación de Barbies ha introducido diversidad en tonos de piel, pero las características físicas esenciales siguen siendo homogéneas, perpetuando un modelo específico a seguir.
  3. El juego, en el contexto infantil, es crucial para el desarrollo de habilidades y comportamientos. No es exclusivo de humanos; incluso los animales usan el juego para aprender habilidades vitales para su supervivencia.
  4. Los juguetes tienen varias funciones: entretenimiento, diversión y preparación para la adultez. La Barbie, en particular, puede establecer expectativas sobre el papel de la mujer en la sociedad.
  5. Aunque se critica a la Barbie por perpetuar estereotipos de género, retirarla completamente del entorno infantil podría limitar la socialización y evolución social de las niñas. Es esencial educar sobre la diversidad de representaciones femeninas más allá de un juguete.
  6. Las representaciones en el cine y medios de comunicación llevan a las niñas a creer que, si no cumplen ciertos estándares de belleza y comportamiento, serán marginadas o vistas como menos exitosas.
  7. En México, las personas de piel clara tienen ventajas significativas en términos de empleabilidad y estatus socioeconómico, según la Encuesta Nacional Sobre Discriminación 2017.
  8. Los estereotipos de belleza y éxito también se manifiestan en tradiciones culturales, como en Corea, donde las cirugías estéticas son un regalo común para las jóvenes que cumplen 18 años, buscando adherirse a un ideal de belleza específico.