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Fotofestín, un espacio donde los universitarios celebran la fotografía

 


Incluso con un buen dominio de la cámara, mirada artística o premios bajo el brazo, la primera sensación de quien se decide a hacer de la foto su forma de vida es la de caminar sin brújula por no saber cuánto cobrar por trabajo, cotizar proyectos o abrirse un hueco en el mercado. A fin de servir de guía en éstos y otros temas nació el Festival Universitario de Fotografía (o Fotofestín), cuya séptima edición tendrá lugar en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, del lunes 24 al viernes 28 de abril.

“Hasta las actividades previas al arranque del encuentro son una muestra del amplio abanico que podemos abordar, pues el 17 de abril tendremos un ejercicio de fotografía subacuática y deportiva en la Alberca Olímpica de CU, a cargo de Emma Lozano y Nicole Holmes, dos profesionales reconocidas, y el año pasado hicimos algo similar, pero con drones”, expuso Ariana Oropeza, directora de Fotofestín.

Aunque el evento se realizará en la FCPyS no es necesario pertenecer a esa comunidad para participar y ni siquiera estar matriculado en la UNAM, pero sí inscribirse en fotofestin.com para acceder a los talleres, mesas de debate y conferencias magistrales que tendrán lugar a lo largo de esa semana.

“Se trata de un espacio abierto a todos pues deseamos que sea un punto de encuentro entre expertos y universitarios —sin importar su carrera o escuela— a fin de que quienes ya han recorrido este camino compartan sus experiencias con quienes apenas empiezan, los inviten a avanzar en esta ruta y los aconsejen para evitar tropiezos”.

Un proyecto que crece y madura

Ariana quiso dedicarse a la fotografía cuando un profesor de su secundaria le mostró una cámara y su funcionamiento; marcada por este hecho, más tarde cursaría la carrera de Artes Visuales en una facultad que solía llevar por nombre Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), “donde mi máximo anhelo era vivir para la foto”.

Por ello en 2011, como una vía para cumplir con su servicio social, la joven le propuso al entonces encargado del Departamento de Difusión Cultural de la ENAP, Enrique Dufoo Mendoza, organizar un evento donde confluyeran aquellas carreras en las que se enseñaba foto, desde Odontología y Diseño hasta Comunicación y Periodismo. De esta manera surgía Fotofestín.

“Desde entonces el evento se ha ido afinando, muchas actividades han pasado de lo solemne a lo lúdico, tenemos apoyo de empresas como Nikon o Turicia y cada vez son más las personas que nos visitan —globalmente han asistido 14 mil 100 y esperamos que a la FCPyS acudan más de cinco mil)”.

A la par de esta evolución, destacó Oropeza, también se ha ido perfeccionando el programa de voluntariado, integrado por alrededor de 60 personas y la base sobre la cual se sostiene la iniciativa.

“Hablamos de individuos entregados a este proyecto y a los cuales no les importa pasar sus sábados con nosotros; en retribución ellos reciben capacitación técnica, aprenden a trabajar en equipo y, sobre todo, crecen a nivel personal. De hecho, muchos han salido de aquí tras obtener intercambios académicos importantes u ofertas de trabajo interesantes y todo porque se trata de sujetos convencidos de que donar su esfuerzo no es tiempo perdido, sino bien invertido”.

Para Oropeza, algo que define el espíritu de Fotofestín es su vocación itinerante, pues desde su nacimiento en la ENAP (hoy Facultad de Artes y Diseño), no sólo ha viajado a diferentes sedes de la UNAM, sino a las universidades Insurgentes y de Guadalajara, “y en cada ocasión hemos constatado lo diverso de cada entorno; cada edición ha sido única justo por lo mismo”.

A fin de relatar esta historia de siete años actualmente se edita un documental donde se registra el largo camino andado por un festival nacido como un proyecto de servicio social y que después se volvió un referente. Esperan grabar las últimas escenas en la FCPyS, “aunque esto ya no para, hay mucho más en el futuro cercano”.

La fotografía puede cambiar el mundo

“La idea de Fotofestín es de inspiración gastronómica, pues intentamos ofrecer un banquete a los amantes de la fotografía para que, según sus gustos y apetitos, cada quien pueda escoger entre una amplia oferta de temas y actividades y empaparse de todo, probar aquí y allá o enfocarse a una cosa”, explicó Oropeza.

Así, quienes asistan a esta edición podrán jugar con burbujas gigantes, polvos holi (areniscas coloreadas de tradición hindú), nubes de humo y bombas de confeti, y captar dichos efluvios con la cámara, o debatir con expertos sobre cómo las redes sociales han influido en la cantidad y calidad de las instantáneas a las que tenemos acceso.

“El festival abarca de lo lúdico a lo profundo y no debe extrañar, pues el campo de la fotografía es así de amplio y no se limita a apretar un botón y accionar un obturador, también implica estrategias de marketing, reflexiones filosóficas o incluso asuntos de índole legal. Lo que se puede descubrir tras explorar un poco es sorprendente”.

Y la misma Ariana puede dar testimonio de ello, pues tras siete años de coordinarlo, este evento le permitió hallar su verdadera pasión. “Fue difícil, lo medité muy a fondo —entre 2013 y 2014— y al final llegué a una conclusión: más que andar con una cámara al cuello y a la caza de la mejor imagen, lo que a mí me gusta es gestionar proyectos y es a lo que me dedico de lleno desde entonces”.

De ahí que Oropeza sostenga que Fotofestín representa una oportunidad para aprender en muchos aspectos, incluso de uno mismo, como le ha pasado a muchos voluntarios o ella misma.

Los invitamos a venir, a charlar con expertos, a mejorar sus técnicas con la cámara o a reflexionar sobre la imagen. En esta edición nos hemos propuesto demostrar que la fotografía puede cuestionar y transformar el mundo; de entrada, ya lo ha hecho con el nuestro, concluyó.