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Exploran las posibilidades de la inteligencia artificial con un programa para generar memes

Hasta hace no mucho corría por internet la imagen de un Bob Esponja con gesto adusto y gafas de pasta en el acto de hojear un voluminoso libro; en la parte superior se leía la leyenda “cuando te cuentan algo serio y buscas el meme perfecto para la ocasión”. Se le pueden dar muchas interpretaciones al dibujo, aunque para Albert Manuel Orozco la lectura es inequívoca, “al hablar de memes dos cosas son seguras, los hay para todo y llegaron para quedarse”.

¿Pero qué hay detrás de ellos? ¿Por qué cada vez hay más? ¿Cuáles engranajes los hacen funcionar? ¿Podríamos generarlos de forma automática y sin intervención humana? Estas son algunas de las preguntas que se formuló el licenciado en Ciencias de la Computación y, para responderlas, creó un programa basado en redes neuronales e inteligencia artificial (IA) capaz no sólo de producir memes, sino de aprender a hacer cada vez mejor el trabajo.

Para echar a andar este proyecto, el universitario se dedicó a formar un catálogo de los personajes que suelen protagonizar estos cartones (reunió cuatro mil 379) y, a través de una búsqueda profunda en internet recopiló las frases y sentidos que suelen asignársele a cada uno (alrededor de mil 500, en promedio, por protagonista). Al final, mediante un algoritmo hizo que la computadora determinara, de forma automática, el tipo de leyenda o frase que mejor se acomoda a cada imagen.

“A fin de lograrlo, antes entrené al programa con esta información para, a partir de IA, generar memes. Como este sistema aprende progresivamente es capaz de crear productos nuevos e incluso de lidiar con elementos que no están en su banco de datos e improvisar con ellos; los resultados han sido interesantes”.

Con este proyecto Albert Orozco se tituló en la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, donde aprovechó su papel como profesor ayudante para poner a prueba su software ante el estudiantado. Karla García, una de las alumnas que asistió a una de esas clases, dijo: “El experimento con memes de Yoda (el maestro jedi de Star Wars que siempre habla en hipérbaton) dio resultados muy chistosos”.

Desde que fue dado a conocer, el programa ha llamado la atención de varios computólogos, al grado de que el joven universitario fue invitado a Silicon Valley (California, EU) por Ian Goodfellow —experto en machine learning y una celebridad en Google— para charlar sobre su algoritmo y compartir su experiencia con especialistas en IA.

“Fue un poco extraño llevar el tema de los memes ante gente que, a su vez, exponía proyectos de física de partículas o sus ideas sobre cómo salvar el mundo; no obstante, este trabajo tiene unas bases académicas muy sólidas y lo que hice fue ahondar en sus aspectos técnicos; la reacción del público fue bastante alegre”.

Las características de este desarrollo están contenidas en la tesis Generación automática de memes de internet a través de una red neuronal profunda. Sobre las aplicaciones de esta propuesta el universitario dice que no hay que llamarse a engaño y creer que por tratarse de imágenes humorísticas todo queda en divertimento.

“Esto tiene que ver con la visión. Para una computadora, cualquier imagen es un conjunto de números sin sentido. Lo que hicimos fue enseñarle a interpretar esos datos, a identificar los elementos presentes, a adjudicarles la información adecuada y a describir lo observado. Éste es un problema crucial para la IA y, de resolverlo, podríamos avanzar mucho en áreas como la robótica, por ejemplo”.

Los memes, un concepto inspirado en la biología

Uno de los científicos más populares del mundo, el biólogo Richard Dawkins, fue quien acuñó la palabra meme en su libro de 1976, El gen egoísta, para referirse a las ideas o unidades de información que se replican, pasan de una cabeza a otra y se expanden por el orbe, al estilo de las pandemias.

El párrafo donde mencionó por primera vez el concepto hace 40 años, dice: “Cuando plantas un meme fértil en mi mente, literalmente estás parasitando mi cerebro y convirtiéndolo en un vehículo para su propagación, de manera similar a como un virus parasita los mecanismos genéticos de una célula hospedera”.

De ahí se desprende la pregunta, ¿por qué ciertas imágenes se viralizan y otras se quedan en el tintero (o en una USB, para actualizar la expresión)? La respuesta es un misterio, como constató el astrofísico Neil deGrasse Tyson, quien antes de saltar a la fama por conducir la nueva versión de la serie Cosmos, se hizo popular en las redes sociales porque alguien tomó el video una charla sobre Newton y congeló su imagen justo donde se le ve con las manos abiertas a la altura del rostro, mientras mira a la izquierda con perplejidad. Éste es el origen del meme “Watch out!, we got a badass over here!”, bautizado en español como el “¡Ay, sí, ay, sí!”.

Al ser entrevistado por el canal The Verge sobre el asunto, DeGrasse Tyson respondió: “Han hecho de mi imagen algo más allá de lo que soy y la han convertido en algo con lo cual jugar. La representación ha tomado vida y resulta extraño, pero estoy de acuerdo con eso”.

Sobre este fenómeno, Albert Orozco señaló que se ignora cómo se da y por qué ciertos personajes se hacen populares y se replican; no obstante, lo que sí se sabe es que todo sucede porque la gente indicada aparece en el momento justo para decir las cosas precisas, no importa si son personajes de moda, desconocidos o incluso parte del reparto de series televisivas aparentemente olvidadas.

Debido a que el concepto fue desarrollado por uno de los defensores más fervientes del evolucionismo —hay quienes llaman a Dawkins el rottweiler de Darwin— los memes tienen las mismas características que, según el etólogo inglés, le permiten a un ser vivo evolucionar: longevidad (pueden ser almacenados en servidores web), fecundidad (son compartidos) y fidelidad de reproducción (la digitalización hace que las copias sean idénticas).

“Esto dificulta predecir el comportamiento de los memes; por ejemplo, su popularidad hoy dura menos que hace cinco años. Que tengan características parecidas a las biológicas los hace caprichosos”.

Redes neuronales

En la película Interestelar (2014), de Christopher Nolan, los astronautas de la nave Endurance eran capaces de ajustar el nivel de humor empleado por el robot TARS en sus diálogos. Al preguntarle a Albert Orozco si su generador de memes puede hacer algo parecido el joven respondió que no, al menos por ahora.

“Nuestro software apenas está aprendiendo y para ello nos valemos de redes neuronales, una herramienta que emula el funcionamiento del cerebro pues, así como éste se adapta a cualquier situación robusteciendo conexiones entre las neuronas más convenientes según la tarea a realizar, a nivel computacional buscamos hacer lo mismo, pero con la información almacenada en los bancos de datos”.

Sin embargo, para que una inteligencia artificial tenga sentido del humor como los robots de Interestelar, primero habría que enseñarle de qué se trata esto y proporcionarle un conjunto grande de oraciones humorísticas, establecer comparaciones entre ellas y analizar sus patrones. El mayor obstáculo es que estas frases emplean lenguaje natural (el coloquial usado a diario) y los computólogos no hemos logrado que un ordenador comprenda esta manera de expresarse.

Al respecto, el joven señaló que, aunque hay quien lo ha criticado por el tema elegido, su proyecto es algo a tomarse en serio, pues este programa pone el dedo en aspectos en los que la IA debe avanzar y, a su manera, propone vías para hacerlo. “No obstante, aún falta un largo camino. Si le adjudicara grados escolares con base a lo que esperaría obtener, diría que este software ya salió de maternal y del kínder, y ahora va en cuarto de primaria”.

La propuesta de Orozco Camacho no ha pasado inadvertida para la comunidad universitaria y evidencia de esto es la postura del doctor Daniel Trejo Medina, del Departamento de Matemáticas de la FC, quien en su cuenta de Twitter publicó: “Hay una tesis de licenciatura en mi UNAM sobre generación de memes con base en una red profunda; vale la pena leerla. Académicamente está bien planteada y que haya usado memes es otra cosa, su trabajo es bueno. No lo ataquen sin leerla (y mucho menos sin entenderla) #NoSeanHaters”.

Sobre esto Albert Orozco concluyó: “Todavía muchos piensan en los memes como irrelevantes, pero en realidad son otro medio de comunicarse, así como transmisores de ideas que están dando pie a otra cultura de la información. Si además divierten está bien, no todos los temas abordados por los computólogos deber aburrir; este proyecto plantea escenarios interesantes, abre rutas para investigar y, además, respeta el estado del arte en inteligencia artificial”.