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Esfuerzo y perseverancia marcan la vida de Damián Tavera

A las 4:30 de la mañana, Damián Arturo Tavera Landeros inicia el día en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR), lugar donde vive desde enero de este año, al ser elegido para formar parte del preseleccionado nacional de waterpolo a sus 18 años, siendo el jugador más joven y el único del bachillerato universitario. Ahora, su mirada está puesta en asistir a los Juegos Panamericanos a realizarse en Lima, Perú, en agosto próximo.

Su entrenamiento comienza a las cinco de la mañana en la alberca donde nada alrededor de 5 mil metros, luego se prepara para asistir al plantel cuyas clases inician a las siete. Cuando concluye su actividad académica retorna al CNAR y en la tarde se reincorpora a su entrenamiento en el gimnasio, y posteriormente, en la alberca a fin de practicar natación, perfeccionar su técnica y tiros. Esta es la rutina diaria del estudiante de sexto semestre quien ve en este estilo de vida la oportunidad de cristalizar su sueño: representar a la UNAM y a México en justas deportivas nacionales e internacionales.

Tavera Landeros, quien se inició en clavados a los seis años en la alberca de Ciudad Universitaria, se cambió a waterpolo donde también forma parte del equipo de la Universidad Nacional. Para combinar el deporte con sus estudios duerme a las 12 de la noche, “es fuerte esta rutina, pero es por lo que luché y lo quiero. Tengo que dar el cien por ciento en ambos lados y crecer”.

Explica que los entrenamientos y competencias son fuertes pues el waterpolo es un deporte de equipo y mucho contacto, “flotamos y exige que utilices todas las partes de tu cuerpo y estar alerta; tener una vista periférica y concentrarte para sólo escuchar al entrenador y compañeros, por ello, me imagino que nadie está afuera de la alberca”.

Tavera Landeros menciona que es fundamental el trabajo en equipo y el respeto por lo que hace cada integrante, sacar lo mejor de cada uno, lo cual se refleja en la cancha, “propicia que haya armonía, alienta a ser mejor y a trabajar juntos por un mismo objetivo”.

Llegar a ser preseleccionado nacional ha sido un camino difícil, pues desde pequeño tuvo una entrenadora fuerte que le exigía mucho para sus capacidades físicas, pero lejos de desanimarlo lo llevó a dar su máximo esfuerzo, “tenía seis años, ella me marcó en mi vida por la exigencia y disciplina. A los 10 años me cambiaron al waterpolo, he participado en varias competencias, olimpiadas y clasificatorios nacionales. A los 12 años fui a Canadá con la selección de la UNAM, y el año pasado ganamos el primer lugar en la Olimpiada Nacional 2018 realizada en Chetumal”.

“Portar los colores de la UNAM y de México es una responsabilidad y orgullo, además, es una forma de retribuirle lo mucho que han aportado a mi vida y darles algo de lo que soy”, destaca.

Con promedio de 8.06, Tavera Landeros, quien piensa estudiar Derecho y cuya filosofía de vida es “ siempre tratar de superarse, ser constante y ser feliz con lo que hace”, refiere que el deporte también le ha fomentado la disciplina, le ha permitido viajar, conocer a otras personas, tener grandes experiencias y nuevas amistades.

“Valoro lo que tengo, quiero aprovechar el tiempo y lo que es vivir, deseo hacer grandes cosas y trabajo todos los días con el propósito de que me elijan para ir a los Juegos Panamericanos. Mis papás Arturo y Alejandra, así como mi hermana Brenda son un pilar para ahora enfrentar la vida que llevó lejos del hogar”.

Le gusta la música electrónica, el cine, bailar y la lectura. En ese contexto, El alquimista le dejó muchos aprendizajes: las ganas de luchar y no conformarse, “los sueños son posibles si realmente los quieres y trabajas en ellos vas a lograrlos”.

Damián Tavera señala que participará con el equipo de la UNAM en el clasificatorio a realizarse en Guanajuato en abril, rumbo a la Olimpiada Nacional e invitó a sus pares a realizar una actividad deportiva más allá de sus clases. “Ahorita que tenemos la energía y capacidad física y psicológica para hacer grandes cosas aprovechen su estancia en la UNAM y no echen a perder un futuro brillante”.