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En brigadas y con su apoyo tras el sismo, los jóvenes hallaron cómo hacer oír su voz política

Tras el temblor del pasado 19 de septiembre en la Ciudad de México, en torno a los edificios derruidos se comenzaron a observar aglomeraciones de ciudadanos organizados en labores de apoyo y rescate, y entre ellos ha sido notoria la presencia y capacidad de organizarse de los estudiantes, quienes han servido de contrapeso a las intentonas de ciertos personajes de politizar la ayuda.

“Muchos de estos universitarios tienen entre 19 y 25 años y no habían nacido cuando ocurrió el temblor de 1985, pero sí crecieron con el mito de la organización espontánea. Por ello acudieron a ayudar de manera casi natural y, al hacerlo, descubrieron que con ello podían manifestarse y reclamar una participación política que, hasta entonces, el mismo sistema político y electoral no les había permitido ejercer”, planteó Marcos Daniel Aguilar, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

Al respecto, el también periodista señaló que la ciudadanía que se lanzó a las calles comenzó a conformarse a través de movimientos sociales como el del 68 y se consolidó con la contingencia del terremoto de 1985. Poco importa que las generaciones actuales de universitarios no hubieran nacido en aquellas fechas, pues todos abrevamos del mismo imaginario colectivo, expuso.

“Lo que sí se debe destacar es que, con esto, los estudiantes se han enterado de que la política se puede hacer fuera de las instituciones también y ejercerse lejos de los partidos y de las organizaciones políticas oficiales”, añadió.

Sobre la visibilidad de los jóvenes en las labores de ayuda, el escritor expuso que esto no se debe a que las autoridades estén ausentes “porque sí han estado ahí; sin embargo, están invisibilizadas por su falta de liderazgo y comunicación. Por ello, mediáticamente, es más fácil ver a estos grupos de universitarios en acción e incluso que las autoridades de la Ciudad de México, Protección Civil e incluso de la UNAM cedan ante sus iniciativas”.

Contrapesos necesarios

Para Aguilar Ojeda, es indudable que los partidos políticos han querido apropiarse de esta organización, pero no han podido debido a que la misma ciudadanía —y las nuevas generaciones en especial— les ha impedido adjudicarse esa participación y liderazgo.

“En contraste, y como he constatado a lo largo de los recorridos y en las charlas con mis estudiantes, lo que se ha dado entre los jóvenes es una organización espontánea, nacida de la voluntad de participar, y de las necesidades y de las ganas de ayudar”, relató

A decir del colaborador de La Jornada y Milenio, lo que esto ha puesto de relieve es la urgencia de formar una comunidad en un país como México, que se ha olvidado de la importancia del trabajo comunitario.

“En los últimos 25 años —y lo atribuyo al sistema económico en el que nos desenvolvemos— nos hemos individualizado y buscamos forjar nuestro destino por nosotros mismos, sin voltear a ver a los demás. Por ello, es preciso volver a crear una colectividad entre la ciudadanía y, en especial, dentro de las universidades. Con esto veríamos cambios notorios y relevantes para todos”.