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El TLC y el recuento de los daños

El acuerdo bilateral logrado entre México y Estados Unidos ha excluido a Canadá y a nuestro país se le está usando para presionar al principal socio de Estados Unidos (Canadá). Sin embargo, esta decisión responde a varias necesidades, la primera de ellas, concretar algo en vísperas de las elecciones legislativas de noviembre próximo. “Donald Trump necesitaba algo para presentarse ante el electorado como un presidente que ha cumplido sus promesas de campaña, que promueve el empleo y el ingreso”, afirmó María Cristina Rosas, doctora en relaciones internacionales por la UNAM.

Asimismo, por parte de México, Peña Nieto busca dejar resueltos diversos temas antes de que termine su periodo: “está necesitado de dar una noticia, la campanada de algún acierto de su gobierno, ya que su posición es de franca debilidad. El desprestigio del partido político y del régimen sólo da cuenta de la debacle de la clase política y su partido”, señaló la académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

La experta en comercio internacional explicó que el todavía presidente y su gabinete han desaparecido de los medios y éstos se han centrado en el presidente electo: “esa debilidad política la percibe Trump y tratan de forzar a una negociación en los términos que Estados Unidos quería, hay que enfatizar que Canadá no se fue, lo echaron”.

Lo que Trump hizo fue echar a Canadá y México fue cómplice. Lo que México obtuvo fue que el tratado se revisará a los 16 años, el tema de las reglas de origen se arregló, el capítulo 19 del TLC (sobre las controversias comerciales) será eliminado, cuestión que perjudica a Canadá. Por otro lado, la enorme dependencia económica actual de nuestro país a Norteamérica, con el reciente acuerdo bilateral, podría acentuarse.

Sin embargo, lo más importante es qué pasara con la relación Canadá-México, ya que es un socio importante en el sector minero y de seguridad: “es una papa caliente para López Obrador, a quien le tocará reconstruir la relación con Canadá”.

Con este tratado las reglas de propiedad intelectual se endurecerán y en general se mantiene la estructura y los rubros, de hecho, el sector energético fue incluido en este tratado. “Fue una negociación forzada, la filosofía que prevaleció es: mejor tener un mal tratado que no tener tratado. Canadá está molesto a pesar de la empatía política entre los dos dirigentes, pero hay tiempos políticos que te dan una oportunidad y hay que tomarlo, el panorama hubiera sido mucho peor de no haber tratado”.