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Hernán Cortés y el regreso de Quetzalcóatl

El tema del regreso de Quetzalcóatl y de su identificación con Hernán Cortés es uno de los motivos que comúnmente son citados para justificar la Conquista: la superioridad tecnológica de los españoles aunada a la superstición de los indios, explicaría en gran parte la derrota.

Historiadores como Miguel León-Portilla, José Luis Martínez, Alfredo López Austin, Hugh Thomas, ofrecen versiones importantes a considerar. Existe una corriente historiográfica reciente que sostiene la versión de la identificación, sin embargo, hay quienes aseguran que esa idea es un mito creado por el mismo Cortés, ya que jamás vieron a los españoles como dioses.

De acuerdo con Guilhem Olivier, docente del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, la identificación que los mesoamericanos hacen de Hernán Cortés con Quetzalcóatl radica en la promesa que el rey tolteca hizo de regresar a Tollan cuando fue expulsado por Tezcatlipoca.

“Se decía que Quetzalcóatl se había ido rumbo a la costa del Golfo, a Veracruz, hacia el mismo rumbo de donde llegaron los españoles, fecha que coincide en el calendario mesoamericano con el nacimiento de Quetzalcóatl. De ahí la creencia de su regreso. Quizá fue esto lo que influyó en Moctezuma para presentar una actitud pasiva en torno al recibimiento que le hizo a Cortés en Tenochtitlán”.

Esta construcción de la historia nos obliga a preguntarnos si la idea del regreso existía sólo en la época prehispánica, o quizá fue una invención colonial.

En su participación en el ciclo de conferencias 1519. El encuentro de dos mundos, Olivier subrayó que esto se puede enfatizar en la concepción cíclica de la historia que tenían los mesoamericanos (la leyenda de los Cinco Soles), es decir, la idea del tiempo cíclico que se refleja en la oposición entre las dos deidades: Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, los gemelos enemigos de la mitología.

“Moctezuma sabe que los españoles llegaron y manda a unos emisarios que son sacerdotes-hechiceros. En su camino se encuentran a un personaje de un charca ebrio (Tezcatlipoca) quien les informa que Tenochtitlán desaparecerá en llamas y anuncia el regreso de Quetzalcóatl, que son los españoles”.

El catedrático universitario destacó que la creencia del regreso del rey Quetzalcóatl, a través de la figura de Hernán Cortés, se observa tanto en testimonios en lengua náhuatl como en los documentos que Francisco de Aguilar y Bernal Díaz redactaron sobre los discursos que ofreció Moctezuma al “entregar” su imperio.

Lo mismo se aprecia en los escritos de Bernardino de Sahagún, quien nos da testimonio en náhuatl y español de la identificación de Cortés con Quetzalcóatl, así como Francisco López de Gómara, quien en 1552 escribe en torno a la Conquista de México, historia que crea la “identificación” de esta deidad.

“En estas obras coloniales hay un fenómeno interesante porque se insinúa una versión cristiana de Quetzalcóatl: el hecho de que estaba expuesto a los sacrificios humanos. Algunos de los autores dicen que era blanco de piel, con barba negra y con una túnica parecida a la de los frailes”.

Esta percepción cristiana de la deidad, obviamente, no es la misma para los mesoamericanos.

“Esos seres salidos del mar, con barbas y caballos cabían muy bien en la categoría de Teotl, pero aunque los veían como dioses, no implicaba que fueran sumisos frente a ellos. Ello explica los intentos de pelearse contra los españoles, de matarlos. La matanza en Cholula, la matanza de Tóxcatl y la batalla final con Cuauhtémoc lo explican”, observó Olivier.