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El programa “Pauta”, un semillero de vocaciones científicas

Desde noviembre de 2007, el Programa Adopte un Talento (PAUTA), ideado y desarrollado por un grupo de entusiastas científicos y educadores de la UNAM, acompaña y asesora a niñas, niños y jóvenes con habilidades para la ciencia.

En sus más de diez años, ha apoyado a más de nueve mil estudiantes, y actualmente cuenta con mil 557 chicos en sus sedes de la Ciudad de México, Chiapas, Morelos y Michoacán.

“PAUTA significa para los niños tener una oportunidad”, resumió uno de los fundadores del proyecto, el investigador emérito del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) y actual coordinador del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM, Alejandro Frank Hoeflich.

Este físico, junto con sus colegas Jorge Hirsch (también del ICN) y Julia Tagüeña (entonces directora de Divulgación de la Ciencia), así como el biotecnólogo Leobardo Serrano, del Instituto de Biotecnología (IBt), iniciaron una labor que se ha convertido en una asociación con talleres quincenales, a donde asisten niños desde preescolar hasta que ingresan a la universidad.

“Me siento muy satisfecho y contento con lo logrado en poco más de diez años. Hemos sobrevivido sobre todo gracias a la UNAM y al apoyo de tres rectores (Juan Ramón De la Fuente, José Narro y Enrique Graue), así como a la colaboración de fundaciones y de Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP)”, reconoció Frank.

Como Benito Juárez

Cuando explica lo que es PAUTA, Frank recuerda a Benito Juárez, el niño indígena que no hablaba español y llegó a ser un notable presidente de la República.

“Siempre habrá quienes lleguen solitos, pero tienen que ser tan talentosos como Benito Juárez. Y hay muchísimos más que son excepcionales y que nunca tienen la oportunidad de contribuir a nuestra cultura, a nuestra ciencia, a participar en la construcción del país”, señaló.

Para el físico, integrante de El Colegio Nacional, la ciencia es tan apasionante como el arte, pues es creativa, llena de ideas y de pasiones. “Los científicos no somos máquinas, tenemos que ponerle a nuestro trabajo una buena dosis de pasión y sentimiento. En PAUTA tratamos de mostrar a los niños esta enorme belleza, esta alegría de entender que se pude obtener de la ciencia”, destacó.

Frank consideró un logro del proyecto integrar a los maestros, que se suman a PAUTA contentos, satisfechos de que profesores de la universidad los asesoren. “Creo que en este país hemos abandonado a los maestros, los hemos dejado solos. Se les deben dar muchos más estímulos, y PAUTA es una manera, entre muchas posibles, de darles ese apoyo, pues pueden superarse también”, señaló.

Mil 600 estudiantes al año

Por su parte, Jorge Hirsch, otro de los fundadores del proyecto y también investigador del ICN, destacó que PAUTA atiende en promedio a mil 600 niños y jóvenes al año en sus talleres quincenales de las cuatro sedes.

“También se involucra a los padres de familia, es fundamental su participación”, señaló.

Hirsch destacó como objetivo del programa crear un espacio para el desarrollo de habilidades para la ciencia.

“Nosotros como parte de la UNAM lo sentimos como un Pumitas de la ciencia y las matemáticas”.

Aclaró que el único filtro para sumarse a esta iniciativa es que los niños puedan asistir a los talleres y que tengan las ganas de hacerlo. “Como en cualquier otra actividad, este es un espacio de desarrollo de habilidades. Todos los niños que tienen ganas, y les interesa la ciencia pueden participar. Lo fascinante es ver que hay niños que hace diez años siguen viniendo a los talleres porque les gusta y encuentran una comunidad afín, trabajo en equipo y talleres divertidos, con rwetos que no son clases”, resaltó.

Consideró que lo que se hace en PAUTA es un juego y a la vez una actividad desafiante, un espacio donde pueden crecer todo lo que quieran. “Nosotros no ponemos filtros, no queremos escoger a nadie, simplemente abrimos el espacio para que todo el que quiera pueda participar”, señaló.

A los chicos que hacen los proyectos más interesantes, se les pone en contacto con investigadores, para que puedan seguir adelante.

La pedagoga Gabriela de la Torre, actual directora de PAUTA, señaló que en su primera década (de 2007 a 2017), PAUTA realizó mil 56 proyectos de investigación con impacto social, y entre 2017 y lo que va de 2018 ya tiene 238 proyectos de este tipo.

Además, un total de cinco mil 400 docentes y estudiantes normalistas se han formado en la metodología PAUTA en los primeros diez años, mientras que entre el año pasado y el actual han participado 814.

Actualmente colaboran 97 científicos en esta iniciativa, mientras que en la primera década participaron 315. Y respecto a los proyectos con mentor (un investigador trabajando en el área que elige el estudiante) existen actualmente 56.