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El diario de la pandemia


Turin, Italia.- El siguiente texto es un relato basado en las experiencias que he tenido como mexicana viviendo en la ciudad de Turín (Piamonte, Italia). Esta compuesto por hechos y juicios adheridos a mis creencias y realidad inmediata, no pretendo ser una fuente de información y mucho menos de consulta en cuanto a temas de la reciente crisis sanitaria por la que estamos pasando.

Sábado 22 de febrero

Hoy mi hermano me escribió, le llegó la noticia del primer fallecido por coronavirus en Italia; en dos regiones cercanas a donde vivo (Lombardía y Véneto) ya habían aislado comunidades con casos confirmados.

Domingo 23 de febrero

Vine al carnaval de Ivrea (una población al norte de Turín) con  mi compañero. Parecía que todos en la ciudad estaban yendo porque el tren estaba desbordado, tuvimos que ir parados y hasta una señora se tuvo que pelear para entrar. Después de poco más de una hora de viaje, apretados y acalorados, llegamos para celebrar el inicio de las famosas  batallas con naranjas.

En las calles había gente, pero después de las alertas que dieron por el virus, noté que no había tanta concurrencia como en los dos años anteriores en los que había participado. Le escribí a una amiga que había quedado en llegar pero no fue. Al parecer estaba temerosa de la muchedumbre por la reciente aparición del virus cerca de la zona, bromeé con ella, me parecía una cosa exagerada. Para aliviar mi decepción, compré un vaso de vin brulé[1] a un señor vestido de vikingo y seguimos sacando fotos y paseando.

Procuramos regresar a casa temprano, encontramos a un amigo en el camino que había festejado toda la noche y estaba destruído. Afortunadamente, esta vez pudimos sentarnos. Me sentí cansada, los ojos me picaban porque traía lentes de contacto y creo que me cayó jugo de naranja. Esta vez nos acercamos bastante a la batalla e, igual que el año pasado, un proyectil me dio en la panza por estar grabando la lucha. Mientras avanzaba el tren, Toño me dijo que habían declarado cuarentena en las escuelas por una semana, ese lunes pensaba ir a la universidad de Turín. Ni modo, al menos mañana tendré tiempo de limpiar la pulpa de naranja que quedó impregnada en mi ropa.

Martes 25 de febrero

Cancelaron las actividades deportivas y recreativas, hoy me quedo en casa.

Miércoles 26 de febrero

Desde el lunes en la tele no hacen otra cosa más que hablar del virus, de las regiones en aislamiento y de las medidas preventivas, chance no era tanto una exageración. De todos modos vi a la gente en la calle bastante tranquila, algunos hasta me sonreían, algo bastante extraño por estos lados.

Llegué temprano a mi cita con el contador, la oficina del señor deja bastante qué desear a la limpieza, pero al menos limpió el escritorio con desinfectante, o eso me dijo mientras tosía en la pantalla de su PC.

Jueves 27 de febrero

Fui al hospital a una cita por la que había esperado meses. Fui sola, pues no dejaban pasar a los acompañantes y en la recepción me hicieron llenar un documento donde me preguntaban si tenía tos seca, dificultad para respirar o fiebre. Bromeé con la enfermera y le dije que desde que había llegado a Turín había desarrollado rinitis alérgica y que siempre me costaba trabajo respirar, de ahí en fuera todo parecía normal.

Viernes 28 de febrero

Salí de casa a resolver unos pendientes. Cuando terminé caminé por Via Po, una de las principales arterias comerciales de la ciudad, había apenas un puñado de personas y tuve problemas para encontrar un café abierto.

En los grupos de Whatsapp no se hicieron esperar las cadenas con audios alarmantes y anónimos, y por supuesto, los consejos chamánicos para evitar la enfermedad, me quiero sacar los ojos.

Lunes 2 de marzo

El fin de semana decidimos quedarnos en casa y reposar la crisis nerviosa en la que estaban entrando todos. Al parecer, muchos hicieron lo mismo porque en las noticias y programas matutinos se invitaba a la gente a seguir saliendo, a seguir consumiendo. Se sacó la campaña #ItaliaNonSiFerma (Italia no para), el comercial hacía énfasis en Milán, la ciudad más afectada por el virus y también el punto comercial más importante del país. Este spot lo vi una sola vez y se me hizo extraño… ¿no estaban hace unos días cancelando actividades?

Martes 3 de marzo

Sorprendentemente, levantaron la prohibición a las actividades deportivas y pude ir a mi clase de danza. Preferí ir en auto para evitar el transporte público. Éramos pocas, pero no se comentó otra cosa que la crisis sanitaria, nos despedimos de lejos.

Miércoles 4 de marzo

Hoy salió un nuevo decreto, a partir de mañana y hasta el 3 de abril, se suspenden actividades escolares en todos los niveles, las actividades deportivas abiertas al público y se invita a los ciudadanos mayores de 65 años a salir lo menos posible de casa. Se sabe que los ancianos son el grupo más vulnerable, en todo sentido, porque a pesar de que son un gran porcentaje de la comunidad, muchos viven solos y han sido víctimas de fraude.

Como que ya estoy empezando a preocuparme, le pregunté a Toño cuáles eran las posibilidades de que trabajara desde casa, pero me dijo que el tema ni siquiera se ha mencionado en la oficina.

Viernes 6 de marzo

En la tele presentan a gente mayor que sale a la calle a hacer las compras y a pasear, los reporteros les preguntan por qué y ellos sonríen, “no quisiera pasar estos días encerrado”. Presentan casos de personas que viven del autoempleo, de las exposiciones y ferias comerciales; todos estos eventos están cancelados hasta nuevo aviso en varias regiones del norte. En Italia se pagan impuestos por tantas cosas, y acceder a lo que en México conocemos como facturas, es tan caro que se pagan no con pocos sacrificios. Comienza a surgir la duda, ¿el gobierno los ayudará de alguna manera?

Me pregunto cómo cambiará la vida de esta gente en tan poco tiempo, cómo se va a lidiar con la crisis social que deriva invariablemente de una crisis económica, siento tristeza y miedo.

Sábado 7 de marzo

Hoy salimos a hacer compras, nos movimos en 3 supermercados diferentes y encontramos un cuarto de la gente que regularmente encontramos un sábado por la tarde. Comimos un cacho de pizza en el Auchan para aguantar a la cena.

En la noche visitamos uno de mis restaurantes favoritos, donde se sirve comida mexicana. Al principio saludé a todos a la distancia, pero conforme pasaba el tiempo, besaba y abrazaba a mis paisanos, comentábamos lo jodido que está todo, sobre algunos que estaban con gripe, los memes y las medidas que tuvieron que tomar para poder recibir clientes. Antes de salir del local supimos la noticia: un nuevo decreto ponía a toda Lombardía (la región vecina) y varias zonas aledañas en cuarentena, de ahí no se entraba ni salía a partir de mañana.

Toño, sin saberlo, platicó y estrechó la mano a un chico proveniente de una de esas zonas, en cuanto supo fue a lavarse las manos. La dueña del lugar nos abrazó, pues total, si nos va a cargar, nos despedimos bien.

Domingo 8 de marzo

Fue un error.

Fue un error avisar del decreto en la noche del sábado, se calcula que alrededor de 30 mil personas salieron de Lombardía para no quedar atrapados en cuarentena. Los que tenían lugar para escapar, escaparon al sur, donde se encuentra la familia de la mayoría de los trabajadores de Milán y muchos también vinieron a Turín.

Se canceló la marcha por el día de la mujer, así como la carrera de 5 km para conmemorar este día. Para toda Italia se cancelan matrimonios, funerales, congresos y demás actividades públicas. Los restaurantes y cafeterías pueden estar abiertos hasta las 6 pm.

Este día salí a tomar un café con Toño y paseamos por el barrio, aunque había poca gente. Quisimos entrar a un supermercado, pero había una fila para poder entrar, al parecer no podíamos entrar todos al mismo tiempo (éramos 7 personas en espera), mejor volvimos a casa.

Lunes 9 de marzo

Tuve hoy una pequeña victoria, espantada por las medidas que se estaban tomando y por la ola de personas que habían llegado de Lombardía, le pedí a Toño que trabajara desde casa y no hubo problema. Estaba un poco decepcionada porque la marcha del día de la mujer no se había podido llevar a cabo; al menos me uní al paro de las mujeres: no salí, me desconecté de internet y me puse a leer por fin, a Mary Wollstonecraft.

Cuando anocheció decidí conectarme de nuevo para hablar con mi familia. Me llegó un mensaje inesperado… “¿oye, es toda Italia zona roja?”

Martes 10 de marzo

Apenas pude dormir, llevaba meses esperando visitar a mi familia en abril. De alguna manera esperaba que las cosas se tranquilizaran, pero ahora esa esperanza se desvaneció. Son ya casi dos años que no abrazo a mi familia, tengo el corazón roto.

Al menos, ahora tengo tiempo de saber si estoy enferma y no ser una amenaza para ellos o para otros. Llevo días vigilando mi temperatura, hasta ahora no hay nada fuera de lo normal, no he salido desde el domingo en la noche.

En este nuevo decreto, donde se declara a toda Italia una zona protegida, se prohíbe salir de casa a menos de que no sea estrictamente necesario: visitas médicas, compra de alimentos, actividad laboral o regreso al domicilio; para comprobarlo, se tiene que hacer una autocertificación donde se declara el motivo por el que se está en el espacio público, por lo tanto, es un papel con el que debes cargar hasta para ir  pasear al perro. En caso de mentir, o de estar realizando una actvidad diferente, te pueden hacer una multa de 206 euros,  (4780 pesos mexicanos aprox.) incluso, existe la posibilidad de ir a prisión. Este nuevo decreto se bautizó con el hashtag #IoRestoACasa (Me quedo en casa).

Miércoles 11 de marzo

Había tratado de evitar hablar del tema con mi familia porque ya me habían preguntado cómo iban las cosas, pero ante las noticias alarmantes (y alarmistas) que les llegaban, tuve que ser franca con ellos. No sé qué va a pasar y no sé cuándo podré verlos de nuevo, han sido días de zozobra donde no sabemos con qué cosa saldrán mañana.

Me contuve, me contengo aún. Estando lejos de la familia, he descubierto que las alegrías y las desgracias son igualmente agridulces.

Jueves 12 de marzo

No he salido de casa aún, no quiero el fastidio de que me pare la policía. Tenemos un parque al lado de la casa y veo de vez en cuando a gente caminar en la calle, haciendo ejercicio o paseando con sus hijos, cada día son menos, pero veo gente alrededor. En estos días me han escrito familiares y amigos preocupados, pero en lugar de contarles mentiras, prefiero decirles cachos de verdad, que estamos haciendo lo posible por mantenernos bien y que seguro (chance) todo saldrá bien.

Mucha gente ha respondido con rebeldía, hay conflictos menores y ya se han hecho multas y denuncias por personas en la calle. Sin embargo, también hay gente que se está organizando para ayudar a quienes están en situaciones vulnerables o de soledad.

Viernes 13 de marzo

Esta semana ha sido difícil también para la economía, practicamente los negocios de alimentos y otros de servicios muy básicos son los únicos que pueden estar abiertos y sólo de lunes a viernes.

En un país movido principalmente por el turismo, todo este periodo ha sido muy duro; no hay restaurantes, cafés o la posibilidad de reunirse, no hay museos, iglesias o discotecas.

Hay quienes dicen que desde la segunda guerra mundial Italia no veía tiempos así, tal vez es demasiado pronto para decirlo. Tal vez estoy siendo positiva o pesimista, sólo el tiempo lo dirá.

Hay un silencio extraño en la calle.

[1] Bebida alcohólica que se compone principalmente de vino caliente con especias.

 

* Jimena Rivera es egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM