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El arte siempre ha jugado con los errores de la percepción: Bartolo Luque

El cerebro humano tiene redes neuronales especializadas en la percepción, que son tan sofisticadas que pueden entrar en conflicto y convertirse en una mala interpretación de los objetos, aseguro el científico español Bartolo Luque al impartir la última conferencia magistral de la tercera edición de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia organizado por Cultura UNAM.

Bajo el título de Arte y ciencia de los sistemas complejos, el físico dijo que los errores de percepción se manifiestan, por ejemplo, en que los seres humanos ven rostros donde no los hay, como en el grifo del baño.

Luque centró su exposición en la idea de que el arte, en sus diversas expresiones, ha trabajado la emergencia de la percepción mucho antes de que existieran los sistemas complejos, y como ejemplo puso la obra del pintor italiano del siglo XVI Giuseppe Arcimboldo, quien utilizando imágenes de frutas, flores o animales creaba rostros humanos.

A partir de la serie La Primavera de Arcimboldo, el físico explicó cómo si se mira cada imagen por separado, no se puede deducir que el conjunto es un rostro. “Solamente cuando miro las relaciones de todos los objetos que están en el cuadro, percibo algo que me hace la idea de una cara. Esa es la emergencia, que está presente en el arte desde sus inicios, por ejemplo, en la búsqueda de la belleza; se intenta plasmar la belleza y que ésta emerja de un cuadro, un monumento o un edificio”.

El arte toma mucho en cuenta estos errores de percepción, añadió. Salvador Dalí es otro buen ejemplo, ya que empleaba mucho la ilusión de generar caras donde no las hay, “sabiendo que el espectador va a poner algo de sí. Octavio Ocampo es también un clásico”, expuso.

La escuela Gestalt también ha explorado este concepto desde principios del siglo XX: “La Gestalt experimentó mucho con el tema de la percepción, es decir, dependiendo del contexto, cambia la interpretación”.

Luque, quien inició su charla con un reconocimiento al trabajo del físico español nacionalizado mexicano Germinal Cocho, pionero en el estudio de los sistemas complejos y fallecido el pasado 9 de mayo, aseguró que parte de los estudios neurológicos para entender el funcionamiento del cerebro exploran precisamente los fallos de percepción, incluso de uno mismo.

“Hoy en día los neurocientíficos tienen clarísimo que el Yo es una ilusión. Nos podemos sustraer de esa ilusión usando drogas o la religión, o algo más sutil como leer un libro. Los escritores hace siglos que exploran cómo combinar la sensación del Yo, ese engaño de la mente. Llevan una ventaja enorme a los científicos, que han tratado de determinar qué es el Yo”.

Tanto la emergencia del Yo como de la conciencia y la sensación de libre albedrío, aseguró, son los temas más complejos de estudio en este tiempo. “El siglo XXI va a ser el siglo del cerebro. Desde mi punto de vista, creo que la solución tiene que venir de la interacción de los cerebros, por el hecho de que vivimos en sociedad, tal vez eso haga que la conciencia o el sentido del Yo emerjan. Este es un tema usual de los sistemas complejos, por ejemplo, la inteligencia colectiva”.

En su cátedra de Matemática Aplicada a la Ingeniería Aeroespacial, que imparte en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos y del Espacio de la Universidad Politécnica de Madrid, Bartolo Luque realiza experimentos que prueban cómo operan la inteligencia y la creatividad colectiva.

Al respecto, el divulgador científico José Gordon, curador del Festival El Aleph, destacó la importancia de seguir estudiando las inteligencias colectivas. “Si salimos de este aleteo de conocimiento que ha sido el festival con la posibilidad de vernos como un todo, que podemos autogenerar conocimiento para transformarnos, creo que se cumple la función del conocimiento y la imaginación”.

Otros conceptos científicos como la recursividad están presentes en el arte, tal es el caso del video feed back que utilizan los artistas gráficos, o del efecto droste de pintores como el holandés Maurits Cornelis Escher, explicó el físico español. La recursividad se aprecia también en la cinta Memento, de Christopher Nolan, o en la portada del disco Ummagumma de Pink Floyd.