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El Aleph. Festival de Arte y Ciencia convocó a un millón 245 mil personas

Para un momento sin precedentes, un festival excepcional. Pocas veces la ciencia, la filosofía, la economía y el arte han estado tan de acuerdo: En la cuarta edición de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia, dedicado a Las posibilidades de la vida: COVID-19 y sus efectos, se hizo evidente desde diversas miradas la urgente necesidad de un cambio de paradigmas y se planteó que el mundo, como los conocíamos, no será más.
Compendio de dudas y certezas, El Aleph permitió preguntarse si puede ser habitable un mundo y un sistema que hacen distinción entre qué vidas deben salvarse y qué vidas no, como lo planteó la filósofa estadounidense Judith Butler; ¿nos hemos vuelto el proletariado digital de empresas estadounidenses?, se cuestionó el filósofo alemán Markus Gabriel, mientras que el filósofo francés Jean-Luc Nancy aseguró que si algo nos une en el mundo es el miedo al contagio.
La edición 2020 de El Aleph convocó a 1 millón 245 mil personas de 83 países, quienes presenciaron 167 actividades en las que participaron 170 artistas, así como estudiosas y estudiosos de la ciencia, las humanidades y la economía.
Este encuentro universitario a distancia, que forma parte del programa #CulturaUNAMenCasa, se llevó a cabo del 21 al 31 de mayo y se difundió a través de su página electrónica, así como de TV UNAM y Radio UNAM.
Desde su especialidad, las y los participantes reflexionaron sobre los retos que esta emergencia global impone, en seis ejes temáticos: OrigenEpidemia y pandemiaPosibilidades de medicamentos y estrategias socialesEl virus del miedoUn día después, y La vida.
Dirigido por Juan Ayala, secretario de Planeación y Programación de CulturaUNAM, contó con la curaduría del divulgador José Gordon, la asesoría científica del físico José Franco y la colaboración de las coordinaciones de la Investigación Científica, de Humanidades, y para la Igualdad de Género de la UNAM.
Las artes tuvieron una destacada participación con montajes brillantes como el work in progress Verdecruz o los últimos lazaretos, obra dirigida por Mario Espinosa, basada en entrevistas realizadas a sobrevivientes de lepra del Hospital Gonzalo González, de Quito, Ecuador, así como Cuando esto termine, del creador español Pere Mas, un vistazo al mundo íntimo del bailarín durante el confinamiento.
La Academia de Música Antigua de la UNAM (AMA-UNAM) y el ensamble Liminar colaboraron en el proyecto PASAsinCALLE, mutaciones musicales contingentes, un ejercicio de improvisación que aludió al método de replicación de un virus sujeto a mutaciones cada vez que se desdobla. Staccato Coro Universitario UNAM estrenó la obra Islas, de Diana Syrse, inspirada en los eventos que han cambiado al mundo durante la COVID-19, y el Taller Coreográfico de la UNAM (TCUNAM) presentó dos montajes: 11 Seen, de Sarah Matry-Guerre, basada en la teoría de las cuerdas, y Propitia Sydera, creada y dirigida por Diego Vázquez.
Como parte del proyecto #Sala10, espacio desmaterializado del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), se exhibió The People that Is Missing, de la artista española Cristina Lucas, una pieza grabada en el Polo Norte que cuestiona los efectos del cambio climático. Además, el artista y activista Marcelo Expósito presentó la entrega más reciente de su serie de Podcasts La pandemia en germinal. Conversaciones sobre un mundo en cuarentena.
En colaboración con el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), la Filmoteca de la UNAM presentó el ciclo Fantasías y pandemia, integrado por películas que abordan las epidemias o el encierro desde la perspectiva latinoamericana.
Lo que El Aleph nos dejó
El Aleph tuvo momentos memorables, como la charla entre el destacado científico mexicano Antonio Lazcano y la premio Nobel israelí Ada Yonath, a propósito de la estructura del virus SARS-CoV-2 y las posibilidades de inhibirlo; la conferencia del doctor Mario González, científico español que explicó la manera en la que el virus vibra para aferrarse a una célula; o la del doctor Alfonso Valencia, quien detalló los avances que ha logrado el Barcelona Supercomputing Center en la lucha contra la expansión del virus.
La filósofa estadounidense Judith Butler se mostró preocupada por la manera en la que se van a distribuir los medicamentos contra el virus, o la vacuna, cuando la haya.
“¿Tendremos un mecanismo económicamente justo y sin fines de lucro para distribuir materiales médicos necesarios de forma que todos tengan una oportunidad de vivir?”, se preguntó. Hizo ver que la situación ante la pandemia ha revelado un capitalismo pandémico: “En otras palabras, según las condiciones de la pandemia, los trabajadores van a trabajar para poder vivir, pero el trabajo es precisamente lo que precipita su muerte. Así se descubre desechable y reemplazable, puesto que la salud de la economía resulta más importante que la suya. De esta manera, la vieja contradicción inherente al capitalismo asume una forma nueva en condiciones pandémicas o lo que podríamos llamar capitalismo pandémico”.
El filósofo alemán Markus Gabriel se refirió a la explotación digital: “Nos estamos convirtiendo en los proletarios digitales de las empresas estadounidenses. Nunca antes habíamos producido tantos datos para Google, Facebook, Zoom, Skype. La vida pública no ha desaparecido en absoluto, sino que se ha trasladado a la esfera privada, la cual se ha convertido en un sistema de autovigilancia y autodisciplina que se conoce eufemísticamente como home office. La palabra más adecuada sería: explotación digital imparable.”
Dyvia Dwedi, filósofa india, comparó la acción de algunos gobiernos ante la pandemia con un acto criminal: “Podemos reconocer como un crimen cuando los gobiernos se esfuerzan con contorsiones menores y ajustes para volver a las estructuras previas de la política y la economía, aunque estos fueron los factores que nos llevaron al presente desastre”.
El francés Jean-Luc Nancy planteó desde la filosofía la posibilidad de una humanidad privada de espíritu, al estar privada del sentido: “Tengamos presente aquello que hace el ser humano: la circulación de sentido. Sabemos que vale la pena hacer sentido, hablarse y comprenderse”.
El profesor emérito de la Universidad Marc Bloch de Estrasburgo, consideró que el miedo que ha ocasionado esta crisis es un estado nuevo para el mundo. Tener miedo de un contagio, dijo, es tortuoso, sobre todo cuando es de una enfermedad esquiva que complica las medidas de protección.
“No ha sido un miedo difuso, manifestado por gestos y disposiciones que rápidamente alimentan una ansiedad suplementaria, como el uso los cubrebocas y el distanciamiento social. Nos damos cuenta de que existe algo infantil en este miedo, que es impulsivo y no sabe expresarse. Tenemos miedo de nosotros mismos, de todo lo indeterminado que nos rodea y que no dominamos”.
Desde China, el periodista Chufang Lin explicó por qué las drásticas medidas impuestas por el gobierno de su país para detener la pandemia no fueron rechazadas por la población: “Para la mayoría de los chinos el tema de la libertad no es tan sensible. Y la seguridad, por el contrario, sí es un tema mucho más sensible. En la cultura china el hogar es el lugar más seguro. En momentos de desastre hay que volver a casa y estar con la familia. La familia no te abandonará. Si tienes algún problema, te protegerá sin importar el precio. Esta conciencia grupal también ha influido en nuestra actitud hacia el gobierno”.
En tanto, la doctora Wu Hongying, presidenta adjunta del Instituto de Relaciones Internacinales Contemporáneas de China, describió esta “plaga” (la COVID-19), como una Tercera Guerra Mundial, una batalla entre virus biológicos y la sociedad.
“Esto significa que no podemos ver al enemigo y, aunque esta es una batalla sin cañones o armas, las bajas no son menos que en las dos guerras anteriores”.
El polémico bioartista Eduardo Kac insistió en que cuando se habla de biología y de bioarte no se hace referencia a la vida como metáfora o idea, sino a la materialidad plástica, literal, de la vida biológica; en tanto, el escritor israelí Etgar Keret aseguró que el ejercicio de creación literaria en el confinamiento le ha exigido inventarse a sí mismo.
El coreógrafo y bailarín suizo Gilles Jobin, quien ha trabajado con danza en ambientes 3D, hizo un llamado a la apertura a las nuevas tecnologías en las artes escénicas: “El cuerpo y la danza son antiguos: cuerpo, espacio, teatro, cuerdas, focos es como del siglo pasado y no pasa nada. Es fantástico. Y a veces se cree que la tecnología es inaccesible, pero no es así”.
Las conferencias, las mesas redondas, las galerías digitales, los conciertos y las funciones que conformaron la programación de El Aleph podrán ser consultadas y revisitadas en la página electrónica culturaunam.mx/elaleph