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El agua: un arma de guerra

Cuando uno piensa en cómo se luchan las guerras y los conflictos que hay en el mundo, el agua no es lo primero que se le viene a la mente. No obstante, en muchos conflictos, la restricción o el control del acceso al agua puede utilizarse como arma. Ha ocurrido a lo largo de la historia y en todo el mundo. Cuando se corta el suministro de agua de una comunidad, los niños y las familias se ven obligados a depender de agua insegura o a abandonar sus hogares en busca de una nueva fuente. En ocasiones, esto puede llevar a las familias a reducir o racionar sus reservas de agua; otras veces, a beber agua que está claramente contaminada y es, por tanto, peligrosa. Para los niños, las consecuencias pueden ser letales, ya que las enfermedades derivadas del agua y el saneamiento siguen constituyendo algunas de las causas principales de muertes de niños menores de cinco años.

El agua se utiliza como arma de distintas formas, como para atacar a trabajadores e infraestructuras de agua o para denegar el acceso. Otros ejemplos son los siguientes:

  • Ataques a infraestructuras de agua y saneamiento: ya sean intencionados, como cuando se atacan los sistemas de canalización de agua o se derrama cemento en pozos, o involuntarios, como los bombardeos temerarios que se lanzan sin pensar en evitar infraestructuras civiles fundamentales y terminan dañando o destruyendo los sistemas de agua y saneamiento.
  • Detener la circulación del agua: algo que puede hacerse, por ejemplo, apagando las estaciones de bombeo de agua para que se sequen las tuberías o incluso desconectando las redes eléctricas para que las estaciones de bombeo de agua dejen de funcionar.
  • Contaminar el agua: cuando se contaminan las fuentes de agua, el agua se convierte en arma. Esto se hace, por ejemplo, tirando cadáveres humanos o animales a los pozos para contaminar el suministro del agua como táctica para privar a una comunidad de agua segura.
  • Ataques a los trabajadores de los sistemas de agua y saneamiento: los trabajadores humanitarios y locales de todo el mundo suelen estar expuestos al peligro cuando trabajan en conflictos. Muchos sufren ataques, resultan heridos o mueren mientras reparan infraestructuras civiles fundamentales. Solo la amenaza de recibir ataques puede disuadirlos de realizar las labores de mantenimiento o reparación y dejar, como consecuencia, a una comunidad sin agua segura.
  • Denegar el acceso humanitario: a menudo, en los conflictos, se deniega el acceso a los trabajadores y suministros humanitarios cuando quieren atender a comunidades o llegar a zonas en las que se necesita su asistencia.