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El adversario, retrato de un asesino

Jean Claude Romand representó a un sonámbulo 18 años. Le mintió a su esposa, hijos, padres, amigos y cuando la mentira amenazó con hundirlo, con desnudarlo, decidió matar a su familia.

Durante 18 años se puso el disfraz de un médico de renombre que trabajaba para la Organización Mundial de la Salud. Estafó a sus padres, suegra y amante. Vivió del dinero de los demás. Hombre sin decisiones, de pasmos, sudores y tartamudeos. Prefería huir de la realidad, encerrarse en su cuarto de estudiante, matricularse en el mismo periodo escolar durante muchos años, victimizarse para conseguir la atención de las mujeres, hasta que un día fue acorralado, y en vez de confesar, enfrentar el juicio de sus cercanos, mató a quienes decía querer. A su esposa con un rodillo; a sus padres e hijos con la escopeta; después la purificación con un incendio del cual se salvó.

El libro El adversario fue escrito por Emmanuel Carrère en el año 2000. Carrère se carteó con el asesino y recorrió cada uno de los sitios importantes en la vida de su “personaje”. No sólo es una reconstrucción de los crímenes, es una lección de humanidad. El escritor francés lo deja muy claro: “Pensé que escribir esta historia sólo podía ser un crimen o una plegaria”. Y en una de las cartas enviadas al asesino le dice, antes de escribir el libro: “Ser objetivo en un asunto como este es ilusorio”.

Jean Claude Romand salió de la prisión de Saint-Maur el mes pasado a los 65 años y se refugió en un Monasterio benedictino. Estuvo 26 años en prisión. En todo momento Carrère cuestiona su propia obra e imagina los últimos momentos de los padres de Romand: “Deberían haber visto a Dios y en su lugar habían visto, adoptando los rasgos de su hijo bienamado, a aquel quien la biblia llama Satán, es decir, el adversario”.

En la conferencia que Carrère impartió hace casi tres años en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, reflexionó sobre los escritores como Capote que usan a las personas para su obra, mienten para obtener información. El autor de Una novela rusanunca estuvo de acuerdo en esto y lo refleja en todo momento en El adversario. Carrère cita a una de sus colegas periodistas, Martine Servandoni:“Debe de estar encantado de que escribas un libro sobre él, ¿verdad?”

A Romand todas las personas de su círculo cercano le creyeron, nadie se tomó la molestia de tomar el teléfono y cotejar que en verdad era un médico prestigiado. ¿Cómo pudo engañarlos?

Carrère recrea los momentos del juicio, el asesino asediado por la verdad. Uno de los dibujantes describió así al asesino: “Creemos tener delante a un hombre, pero en realidad ya no es un hombre, hace mucho tiempo que ha dejado de serlo. Es como un agujero negro, y ya verá usted, nos estallará en la cara. La gente no sabe lo que es la locura. Es horrible. Es lo más horrible que hay en el mundo”.