Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

Ecoansiedad: el temor a un cataclismo ambiental

“La gente está sufriendo, la gente está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el inicio de una extinción masiva y lo único de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!”, señaló Greta Thunberg el 23 de septiembre de 2019.

En su discurso mostraba una seria preocupación por el cambio climático que en las últimas dos décadas ha ocurrido en la Tierra. La incertidumbre de cómo será nuestro planeta en un futuro, en el tema ambiental, puede tener impactos en algunas personas y afectarlos en su equilibrio emocional y psicológico por desconocer el futuro del planeta.

Esta incertidumbre se denomina eco ansiedad, que de acuerdo con la American Psychology Association se define como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”.

De acuerdo al profesor de la Faculta de Psicología, Javier Urbina Soria, la ecoansiedad provoca diversas emociones en aquellos que la sufren, que son en su mayoría jóvenes.

“La ansiedad es uno de los ejemplos o una de las emociones que dispara la cuestión ambiental. La depresión es el elemento más profundo que puede incluir o no a la ansiedad, pero que también puede ser inducida por las condiciones ambientales. La lista de posibles efectos psicológicos es amplia. Puede ser enojo, la propia desesperanza, la ira, estrés postraumático, la depresión, abuso de sustancias, agresión, violencia interpersonal, deterioro de la función cognoscitiva de las personas, entre otras”, manifestó.

Y agregó: “Por ejemplo, si el calor es exagerado, puede llevar a cuestiones agresivas o puede llevar a disputas comunitarias, como estuvo ocurriendo recientemente en Nuevo León con la falta de agua. Entonces, los efectos psicológicos dentro de la persona y entre las personas, pueden ser muchísimos a causa de factores ambientales”.

Como anteriormente mencionamos, la eco ansiedad afecta más a los jóvenes debido a que son más cocientes sobre la protección del medioambiente y sobre el mundo que van a ‘heredar’.

Hace un año, The Lancet en su reporte ‘Climate anxiety in children and young people and their beliefs about government responses to climate change: a global survey’ realizó una encuesta donde participaron 10 mil personas entre seis y 25 años de diez países distintos y los resultados fueron los siguientes:

  • Un 59% está muy o extremadamente preocupado ante el cambio climático.
  • Si hablamos de emociones, más de un 50% siente: tristeza, ansiedad, enfado, culpa, impotencia y/o indefensión.
  • Más de un 45% asegura que sus sentimientos ante esta crisis afectan negativamente a su vida y funcionamiento diarios.

“Afecta mucho a los jóvenes porque tienen muchas décadas por delante para vivir. Y piensan que van a vivir en un entorno, en un ambiente muy deteriorado, que les estamos dejando los adultos y los adultos mayores. Digamos que ya aprovechamos el planeta, pero los jóvenes van a vivir en el planeta durante varias décadas todavía y el reclamo es ¿qué mundo nos están dejando? Nos están entregando un planeta muy deteriorado”, mencionó Urbina Soria.

Si bien el número de afectados por la ecoansiedad irá creciendo en los próximos años, los efectos de ésta se pueden minimizar como cualquier otro trastorno relacionado con la ansiedad, es decir, buscando la parte positiva ante cualquier adversidad y haciendo acciones poniendo ‘nuestro granito de arena’ para cuidar el planeta.

“Creo que podríamos aplicar tres puntos que en psicología nos dan solución. Uno; si algo te está preocupando, lo primero que tienes que hacer es conocer lo necesario sobre ello. Dos; tú ya sabes que está el problema, pero ahora que ya lo conoces un poquito más, te afecta. Y tres; no sólo debes saber y sentirte afectado, sino hacer algo. Promover que algo cambie para que estemos mejor. Esto se puede aplicar para las personas que tienen ecoansiedad”, comentó el también investigador.

Aunque actualmente no se contempla como un problema de salud pública, la ecoansiedad es un problema que a futuro tendrá grandes consecuencias y que incluso “puede llegar a ser un motivo de consulta psicológica fuerte”.

“Tenemos psicólogos clínicos para terapia familiar, para niños, para adicciones, para otros campos. Pero todavía no tenemos psicólogos preparados para atender clínicamente problemas derivados de cuestiones ambientales. Hay que trabajar para que las escuelas y en las universidades se vayan incorporando poco a poco elementos ambientales en las materias de resolución de problemas, en la parte educativa y en la parte social. Esto va ir creciendo y en Europa ya se está analizando mucho más”, concluyó.