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Asombra Ai Weiwei a jóvenes

Fuerte, interesante, simbólica, imponente y conmovedora. Restablecer memorias, la exposición de Ai Weiwei inaugurada este sábado 13 de abril en el MUAC, dejó impresionados a los primeros visitantes, quienes tuvieron la fortuna de convivir con el artista chino durante al menos una hora, pedirle autógrafos y más selfies.

Haber traído un templo chino ancestral y elaborar un mega mural de Lego con los retratos de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, desaparecidos entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, impactó, sobre todo, a los más jóvenes.

“Me parece increíble que (Ai Weiwei) haya venido y tomado un tema de México, que no sólo pusiera piezas de otras exposiciones pasadas de él, sino que se haya tomado el tiempo de (investigar y exhibir) una herida mexicana que sigue abierta”, destacó Andrea Camacho, estudiante de Comunicación de la UAM.

“Es súper interesante que alguien que viene del extranjero, y que también viene de un país con mucha represión, venga a México (e investigue el tema de Ayotzinapa). Sabía poco sobre el caso, pero con la exposición ya entendí más. Fue un ataque contra estudiantes como yo. Podría haberme pasado a mí”, indicó Luisa Fernanda, estudiante de preparatoria.

Para ambas, el uso de las piezas de Lego es muy simbólico porque a través de un “lenguaje juvenil” se hace alusión a los 43 jóvenes desaparecidos. Los retratos, además, fueron armados por estudiantes de la UNAM días previos a la exposición.

Al ingresar a la sala, lo primero que impone es el Salón ancestral de la familia Wang, el mayor readymade histórico-político de Ai Weiwei. Se trata de un templo de madera de 12 metros de altura de la época de la dinastía Ming (de hace unos 400 años) y que fue destruido durante la Revolución Cultural impulsada por Mao. Al fondo, entre las columnas, luce el mural de un millón de piezas de Lego con los rostros multicolor de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

El templo representa la destrucción del patrimonio cultural y el quebranto de China con su pasado. Ayotzinapa, en tanto, es un atentado contra los jóvenes, contra el futuro de México.

Se trata de dos sucesos con una gran distancia en el tiempo y el espacio, pero que Ai Weiwei junta para hacerlos entrar en diálogo y explorar los traumas de ambos países. Para apelar por la construcción de la memoria social, por el no olvido de las injusticias y las violencias.

Justicia y perdón en México

Pese a todo, Ai Weiwei ve esperanza en México.

“En China ya no tenemos energía para seguir peleando por la justicia. Aquí, lo que yo veo, es algo esperanzador. Aquí hay directores de museos, universidades y gente que puede venir a un escenario y que puede hablar de estos temas que son claves y cruciales para una sociedad moderna. Aquí hay organizaciones de derechos humanos y (gente que) puede dedicar su vida a eso”, destacó el artista chino en una charla con universitarios el viernes 12 de abril en la sala Miguel Covarrubias de la UNAM.

“La justicia viene de la lucha y no es fácil ganar. Pero la lucha es necesaria”, agregó Ai Weiwei, quien considera que tomar ventaja del Otro se ha normalizado en la sociedad moderna, por lo que convoca a vivir con dignidad humana bajo el entendido de que todos estamos interconectados y dependemos uno del otro.

Sobre el perdón -uno de los planteamientos de la nueva administración federal ante los altos niveles de violencia y crimen-, el artista señaló que éste sólo puede venir de los familiares de las víctimas, no de terceras personas, o después de que se haya impartido la justicia.

“El perdón sólo puede suceder cuando ha habido justicia, cuando la persona que ha victimizado a alguien más ha sido llevada a la justicia o, a lo mejor, ha tenido un proceso judicial para que eso no vuelva a suceder. En ese momento, la sociedad podrá resolver si perdona o no perdona”, dijo.

Restablecer memorias, curada por Cuauhtémoc Medina en colaboración con Virginia Roy, también incluye fragmentos de video del documental que está elaborando Ai Weiwei con su equipo y con integrantes del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, el cual lo ha guiado durante toda esta investigación para poder entrevistar a los familiares de los estudiantes desaparecidos y lograr entablar un diálogo franco y horizontal con los acontecimientos.

La exposición cuenta con otra pieza formada con boquillas de teteras, un símbolo muy particular para China, donde la producción en masa, los desechos y el consumo de té también son otro registro de la memoria del presente y el pasado del gigante asiático.

Al final, no te pierdas la línea de tiempo que retrata la biografía del artista y un pequeño video sobre cómo fue montado el templo chino en la sala del MUAC. Se trata de mil 300 piezas de madera que fueron colocadas como una especie de rompecabezas. Un equipo de carpinteros tuvo que venir de China para ensamblar la obra de casi 50 toneladas de peso.

La pieza, de hecho, es una versión más corta por el tamaño de la sala. La completa, que abarca otros 10 metros de largo, será exhibida en Monterrey en los próximos meses.

Restablecer memorias estará disponible hasta el 6 de octubre.