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Analizan la declaración de Independencia como documento fundacional

La declaración de Independencia como documento fundacional, fue el título de la conversación en la que participaron Fernando Serrano Migallón, ex director de la Facultad de Derecho; Alfredo Ávila, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas; y Rafael Estrada, profesor e investigador en el Instituto Universitario y de Investigación Ortega y Gasset México.

La sesión fue moderada por Anel Pérez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura, quien de inicio leyó el documento histórico firmado por 38 personalidades hace ya 200 años: “La Nación Mexicana que, por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido”, es un fragmento, y luego preguntó a los participantes por qué decimos que un acta como ésta es un documento fundacional.

Serrano Migallón, especialista en derecho constitucional, opinó que en la vida de las sociedades hay un momento en que hechos simbólicos son un parteaguas formal de todo un largo proceso. “Entre nosotros siempre hubo sentimientos de separación, autonomía e independencia, y en este sentido Miguel Hidalgo dio un paso muy importante (…) A partir de esta acta fundacional se crea el Estado mexicano, gracias a la confluencia de voluntades”.

Simultáneamente, agregó, se funda el gobierno, “que es esa parte del Estado que ejerce el poder político. De igual modo, se abren las puertas para su reconocimiento internacional. Esto no implica que se nazca como nación, habría que esperar hasta la Revolución de 1910 para que se expresara un interés compartido por pertenecer a una comunidad con los mismos valores, creencias, principios, historia y deseos hacia un proyecto colectivo”.

Para responder a la interrogante, Estrada indicó que en el manuscrito se pronuncia y declara la Independencia, y en ese sentido es fundacional. “En él se habla de una Junta que no es más suprema, sino soberana. La idea original de Iturbide es que la Junta Provisional estuviera sujeta a un orden jurídico previo, constituido por el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. Se dio cuenta tardíamente que al sustituirse en el escrito el término suprema por soberana, el Congreso podría decidir cualquier tipo de gobierno, y ya ni el Plan de Ayala ni la Constitución de Cádiz estarían por encima de la Junta”.

Añadió: “El Acta de Independencia de 1821 es fundacional porque consolida un Estado y una ficción, lo cual hace de la nación mexicana algo asimilable al imperio de Moctezuma”.

Por su parte, Ávila dijo que en el Acta de Independencia se resumen varias tradiciones literarias e intelectuales. “En ella se recupera la tradición de los letrados del siglo XVIII de construir un relato patriótico”.

Estos documentos son una especie de acta de nacimiento encaminada a decirle a los demás países “aquí estamos y somos uno de ustedes”, expuso, y explicó que prácticamente todas las actas de independencia de aquella época tenían la misma estructura. “Los representantes de las provincias de los estados reconocieron en ellas que los derechos naturales no son enajenables, a la vez que señalaron claramente que éstos fueron violentados por los reyes y, por lo tanto, era necesario proclamar la independencia de la antigua España. Las palabras hacen cosas”.

En una nueva intervención, Estrada refirió que con el Acta de Independencia se consumó la obra de un genio como Agustín de Iturbide, la cual se inició en Iguala. “Nos independizamos por la vía imperial. La articulación federalista integró lo que pudo llegar a desintegrarse. De haberse dado una separación, en la actualidad tendríamos una república de Guanajuato y otra de Puebla”.

Serrano Migallón dijo que el Acta de Independencia es un mito intencional, aclarando de inmediato que un mito no necesariamente es mentira, sino un símbolo. “Hablar de que la nación mexicana no fuera verdad no implicaba que estuviéramos mintiendo, pues esta era todavía un proyecto. El acta fundacional es el mito que le da arranque a nuestra nación y al fortalecimiento de una cultura mexicana”.

Organizada por CulturaUNAM y el Instituto de Investigaciones Históricas, presentó la charla la directora de esta última dependencia, Elisa Speckman.