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Enfermedad no detiene a universitario

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Desde pequeño le ha gustado nadar, practicar el box, ejercitarse en el ciclismo; tiene apego por la literatura, la divulgación científica, las ciencias duras. A los 13 años de edad empezó a escribir sus historias, de esa vida atribulada que ha padecido desde su nacimiento.

En su paso por el CCH Plantel Oriente aprendió a convivir con los amigos, pocos por cierto, a relacionarse con sus profesores, quienes le brindaron apoyo y conocimientos; a divertirse a su manera, asistiendo a la biblioteca, pues fue un asiduo visitante de ella. Del mismo modo, se interesó por el estudio de la medicina, pues uno de sus propósitos de vida es ayudar a sus semejantes.

Fue un excelente alumno, obtuvo 9.9 de promedio en el bachillerato universitario que lo hizo merecedor a la Medalla Gabino Barreda, máximo galardón que la Universidad Nacional Autónoma de México otorga a sus estudiantes por su desempeño académico.

David Corona Fino es un joven de 20 años que, a través de esta entrevista, nos narra ese peregrinar que le ha puesto la vida desde que nació, pues según sus familiares “fue un niño muy enfermizo, que ha estado peleando por la vida”.

Con cierto pesar, nuestro entrevistado relata sus avatares y señala que su objetivo es ayudar a otros, “por eso ingresé a la carrera de Medicina en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, pero un padecimiento denominado microadenoma hipofisiario de 3 milímetros, entre la hipófisis y la silla turca, le ha impedido continuar sus sueños que apuntaban hacia la solidaridad con los otros.

Con nostalgia, pero con el orgullo de haber obtenido un reconocimiento universitario, David Corona menciona que aún le queda el aliento para seguir luchando contra esta enfermedad que de manera irónica le llama tomi, es decir, un tumor pequeño que le ha mermado sus facultades físicas, a partir del agotamiento, dolores de cabeza y brazo que le impiden continuar con su formación profesional.

Sin embargo, eso no lo arredra, por el contrario, continúa preparando “esa gran novela” que cambie la historia nacional, pues desde los 13 años de edad se ha inclinado por escribir la narrativa citadina de la Ciudad de México, a partir de la descripción de sus monumentos y de retratar lo bello de sus alcaldías en donde se encuentra Chapultepec, el Zócalo, Xochimilco, Coyoacán y, por supuesto, la Ciudad Universitaria.

David Corona destaca que esta novela es una sátira de la sociedad actual, un documento gráfico con la historia de dos personas que buscan hacer la diferencia, enfrentar y desterrar la violencia citadina, pero también retratar y exhibir la belleza de la ciudad.

Sabe que es difícil concluir esta tarea, por eso se sigue acercando a los libros, que son un apoyo invaluable para su formación académica y de vida. Bajo este contexto, recomendó a los universitarios, especialmente a sus compañeros cecehacheros, acercarse a la lectura, tener el hábito de leer bien y permanentemente. “No condeno a los videojuegos o las nuevas tecnologías”, señala, “pero siempre será más provechoso acercarse a un buen libro, y en la biblioteca del Plante Oriente se encuentra ese mundo de conocimiento e imaginación”.

Nuestro joven alumno cree en Dios y está agradecido con la vida, pese a todas las vicisitudes que ha padecido y ha tenido que enfrentar, por lo que no vaciló en enviar un mensaje a sus compañeros para que aprovechen la oportunidad que brinda la UNAM para trascender individual y socialmente. “Deben de comprometerse, seguir alcanzando metas y sueños, prepararse para afrontar los retos que nos pone la vida”.

Por último, destaca que si se le desea comparar con un animal, él sería un jaguar, pues es poco sociable, con pocos amigos, pero agradecido con la vida, con su familia y especialmente con su madre, con quien ha recorrido caminos para encontrar cura a esos males como la alergia al polen de fresno, o a la humedad. “También soy asmático, y cada vez los males por caminar grandes distancias, se hacen más recurrentes, además de que soy susceptible a ciertas vibraciones de sonido que producen un dolor de cabeza por los ruidos intensos”.

Actualmente, David Corona Fino ha suspendido sus estudios de Psicología, pues su enfermedad lo orilló a dejar la medicina. Tiene en alta estima a su madre “que se ha partido el alma y es la gran guerrera de su vida”. Médicamente se sigue tratando, a partir del factor de transferencia que ayuda al mejoramiento de las células. Corre poco, anda en bicicleta, colabora con la familia, pero continúa con el entusiasmo y la ilusión de terminar su etapa universitaria.