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Acción viva: Apoyo a la producción y presentación teatral El Lenguaje de los monos

La Dirección de Teatro y la compañía Vincent Company para actores y no actores fracasados presentan El lenguaje de los monos, de José Emilio Hernández, bajo la dirección de Fernanda Bada Cordero. Esta puesta en escena fue beneficiada por la iniciativa Acción viva: Apoyo a la producción y presentación teatral, de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, a través de Teatro UNAM, con la misión de promover y difundir las prácticas teatrales contemporáneas en el contexto de la crisis provocada por la Pandemia de la COVID 19.
Como se anunció en la Convocatoria las propuestas deberían ser generadas por creadores emergentes y planteadas para ser desarrolladas en espacios escénicos independientesplazas públicas o en el ámbito virtual. Razón por la cual la compañía Vincent Company para actores y no actores fracasados, tendrá sus presentaciones en la Casa de uno de sus integrantesy será al aire libre con las medidas sanitarias correspondientes, ubicada en la Calle Comunal 15, colonia Chimalistac, Delegación Álvaro Obregón, C.P. 01050, en la Ciudad de México. Reservaciones al: (55)54090811.
Esta es una obra dirigida para niñas, niños y adultos. Con 4 funciones gratuitas, para 13 personas cada una. Viernes 20/16:00 horas, sábado 21/12:00 y 16:00 horas, y domingo 22 de noviembre, a las 12:00 y 16:00 horas. Duración aproximada de 60 minutos. Consulta www.teatrounam.com.mx
La Convocatoria superó con creces nuestras expectativas, ya que se recibieron 114 proyectos escénicos para formatos presenciales, digitales y mixtos. El jurado compuesto por Haydee Boetto, Sandra Muñoz y Jorge Kuri Neumann, seleccionó a los 3 proyectos beneficiados en base a criterios tales como: pertinencia, claridad en el discurso y vialidad. Los proyectos beneficiados fueron: El Lenguaje de los monos, de José Emilio Hernández, con la compañía Vincent Company para actores y no actores fracasados, bajo la dirección de Fernanda Bada Cordero; El tianguis, Co-autoría y dirección: Jimena Mancilla y María Inés Olmedo; Voy a reventar los zapatos si no me los saco; memorias migrantes, Dramaturgia, dirección e interpretación de Leonor Arely Téllez y Bawixtabay Torres, co-dirección de Estefanía Norato y Abigail Pulido
El lenguaje de los monos es un proyecto escénico de la Vincent Company para actores y no actores fracasados, compañía conformada -así se definen- “como un grupo de jóvenes que busca asimilar el fracaso, no para convertirlo en éxito (eso se lo dejamos a los que se afilan los codos, porque creen que la vida es una competencia), sino para hacer de él una trinchera donde, armados hasta los dientes, podamos hacer lo que queremos, cuando nos han dicho que no podemos.”
Sobre El lenguaje de los monos -la compañía apunta- “parte de la reescritura del mito fundacional Quiché plasmado en el Popol Vuh. Nuestra intención, en términos generales, es la creación de un espectáculo teatral que, por un lado, resignifique la tradición mítica de nuestro país (trasladando la experiencia teatral la potencia escénica y comunitaria del mito), y por otro, funcione como un espacio de entretenimiento, comunión y reflexión para la familia. La obra tiene como objetivo particular el público infantil, bajo la apuesta de expandir en ellos un rango de sensibilidad, comprensión y respeto ante la diferencia. La idea que yace detrás es esta: una experiencia estética teatral, más que una consigna, puede ser el primer paso para transformar las relaciones de asimetría, discriminación y abuso en nuestro país.”
“En la soledad del mundo, en el solitario caminar sin pasos de la nada aparecieron por designio de los dioses y de los creadores los primeros animales, las primeras aves dibujaron la oscuridad del cielo con sus alas y dieron por primera vez algo de color a ese espacio gris y sin movimiento y sin ruido. Los primeros armadillos salieron a la noche para ver cómo era el cielo y se sintieron tristes porque no había nada, sólo apenas el tímido silbido del vuelo de las aves.”
“Están felices o ellos creen que están felices, se desbordan en sonrisas y en teatros que no saben que son teatros, pero representan cosas y luego se sientan a ver como los hombres de madera hacen ruidos y ritmos con sus cuerpos y sus bocas todo en un frenesí sin orden, como si no recordaran que existen los animales o los árboles o los ríos o los dioses.”
“Todo el que haya prestado oído suficiente a un mito, sabe que no se trata de una simple narración. No es una historia. No es un cuento ni una parábola. Un mito no cuenta nada, no comunica información. Un mito es, ante todo, una experiencia, un acto de comunión en el que el mundo en su totalidad adquiere una nueva sensibilidad (estética, política, social, personal y religiosa), con la cual se comprende la vida y aquellos que nos rodean. Un mito es como un ser vivo: muta, cambia, se expresa. Siempre está sucediendo en el presente. Como el teatro.”
El lenguaje de los monos, de José Emilio Hernández, con la compañía Vincent Company para actores y no actores fracasados, bajo la dirección de Fernanda Bada Cordero. Las funciones serán gratuitas y al aire libre con las medidas sanitarias correspondientes. 4 funciones para 13 personas en cada una: Viernes 20/16:00 hrs., sábado 21/12:00 y 16:00 hrs., y domingo 22 de noviembre/12:00 y 16:00 hrs., en la calle Comunal 15, colonia Chimalistac, Delegación Álvaro Obregón, C.P. 01050, de la ciudad de México.
Semblanzas
José Emilio Hernández Martín, Dramaturgia
Egresado de la carrera de Escritura Creativa y Literatura de la Universidad del Claustro de Sor Juana y del Diplomado de escritura en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Ha sido partícipe de diferentes residencias en el extranjero, entre las que destacan; Panorama Sur, en Buenos Aires y la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores, en Córdoba, España. En 2020 su obra Yo también me llamo Hokusai es considerada finalista del Premio de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo. Asimismo, gana el Primer Jam de Dramaturgia convocado por Teatro UNAM: Trapos y Trastos, por la obra En la mesa sigue el parqués, en co-autoría con Tania Mayrén Degollado.
Fernanda Bada, Dirección
Estudió teatro en la Universidad Veracruzana. Ha sido beneficiaria del programa PECDA 2014-2015. Fue residente de la Fundación Antonio Gala en Córdoba, España y becaría de la Fundación para las Letras Mexicanas. Su obra Bikini redquiem in pacem fue finalista del premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2019. Su obra Náutica obtuvo mención honorífica en el premio Dolores Castro 2020, mismo año en el que ha sido elegida para participar de residencia (plataforma virtual) Inter Dram.
Ana Galán Souto, Producción ejecutiva y diseño de escenografía
Estudió Artes Visuales de la ENPEG “La Esmeralda”. Realizó un intercambio académico en la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Ha participado en varias exposiciones colectivas, en las que destacan; Después del Sinaia. Introspecciones de un exilio; Rastro y No sólo se trata de mí. Cuenta con una exposición individual, titulada Enclave (2019) en Pandeo Galería. El dossier de esta exposición fue seleccionado en la 4ta edición de Dossier de Circulo A.
Arlet Gamino, Actriz
Egresada de la Licenciatura en Teatro de la Universidad Veracruzana. Ha tomado diversos talleres de actuación, improvisación y creación sobre la escena. Fungió como productora en el unipersonal A mi prieto Azabache, montaje realizado con el apoyo de PECDA Tabasco. En el ámbito del cine ha trabajado en varias series y cortometrajes. Formó parte del elenco de la película Locos por la herencia del director Juan Carlos de Llaca. Es actriz de la compañía “Los tristes tigres”. Actuó en la obra Le Chapitau Tartuff, dirigida por Luis Rábago; Alberto Rosas y Marcela Aguilar. Actriz de la obra Rotterdam de Jon Britain y del unipersonal Tonta, ambas presentadas en el Foro Shakespeare.
Sara Juárez, Actriz
Egresada de la Licenciatura en Actuación por parte de la ENAT. En el ámbito del cine ha actuado en cortometrajes y largometrajes, entre los que destacan: Eisenstein in Guanajuato de Peter Greenaway y La delgada línea amarilla de Celso García. Actuó en la obra God Suicide dirigida por Martín Acosta, que se presentó en el II Festival Internacional de Escuelas de Teatro del Institut del Teatre en Barcelona, España. Formó parte del elenco en Una costilla sobre la mesa: Madre dirigida por Angélica Liddell y de La Reunión dirigida por Pilar Boliver en “La Gruta” del Centro Cultural Helénico.
Eréndira Castorela, Actriz
En 2011 ingresa a Licenciatura en Actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA. Cursa el diplomado “La Sabiduría de la Voz y la Palabra Diciente” del Centro de Estudios para el Uso de la Voz (CEUVOZ). De manera profesional ha trabajado como actriz en las compañías; Edad Loro Teatro, El Escuadrón Jitomate Bola y el grupo musical Saltapatrás. Ha participado en los montajes; Martina y los hombres pájaro, dirección Ireli Vázquez, Niño de Octubre, de Juan Carrillo. Quetzalli de Gabriela Roman. Belisa ¿Dónde estás? El misterio de las niñas desaparecidas de Sixto Castro Santillán. En 2017 funda la compañía Huaches Teatro en donde ha dirigido las obras Casa pa´los pastores y Ficcionario de cuentos y tres actores. En 2018 recibe la estímulo PECDA en la categoría Creadores emergentes con el proyecto “Vendedora de Voces”.
Olinmenkin Sosa Nájera, Actor
Licenciado en Literatura Dramática y Teatro, FFyL de la UNAM. Asistió al curso de verano convocado por la Fundación para las Letras Mexicanas en dos ocasiones: 2012 a narrativa; 2013 a dramaturgia. Actor y adaptador en Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen. Obra finalista del XXIII FITU de la UNAM. Actor y adaptador en La cisma de Inglaterra proyecto apoyado por la beca Incubadora de grupos teatrales, de teatro UNAM.
Emiliano Rodríguez Cassigoli, Actor
Pasante de la carrera de Filosofía en la UNAM. Invitado como expositor en la sesión “Teatro del oprimido” en la universidad Salamon-Allys, en Berlín. Su actuación en Y la guerra sigue fue meritoria de la mención a Mejor actuación masculina, en el XXVI FITU. Formó parte del elenco de la obra Extirpados, bajo la dirección de Antonio Peñuñuri. Fue miembro del elenco de Titus, bajo la dirección de Angélica Rogel, en el Teatro Helénico.
Pablo Galán Souto, Diseño de vestuario
Estudiante de la licenciatura de Escenografía en la ENAT. Cursó el diplomado de caracterización, maquillaje y body-paint performático de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Ha trabajado en varios proyectos del CUEC y de la Escuela Activa de Fotografía como maquillista. Como vestuarista ha trabajado en las producciones de Y la guerra sigue (2017), Perro Muerto en Klondike (2018) y La ciencia de la despedida (2020), todos montajes de la Vincent Company, compañía independiente de la que es cofundador. Actualmente también participa en la joven compañía Cínicos teatro.
Joaquín Martínez Terron, Composición y ejecución musical
Estudiante de la carrera de Sociología en la UNAM. Estudió guitarra flamenca en la escuela de Música DIM y guitarra clásica en la Academia de Música Yamaha. Finalista del Concurso Nacional de Guitarra Acústica Yamaha 2011. Junto con Emiliano López Reyes, obtuvo una mención por la musicalización de la obra Y la guerra sigue en el XXVI FITU.
Emiliano López Reyes, Composición y ejecución musical
Cuenta con estudios en etnomusicología por la Facultad de Música de la UNAM, además de estudios de guitarra clásica en la Academia de Arte de Florencia. Posee estudios de guitarra de Jazz en la academia de música LaFaro. En el rubro de composición, ha estudiado armonía clásica con el maestro Jorge Vidales. Actualmente estudia en diplomado como intérprete de Jazz en New England Conservatory.
La Vincent Kompany para actores y no-actores fracasados es un grupo de jóvenes que busca asimilar el fracaso, no para convertirlo en éxito (eso se lo dejamos a los que se afilan los codos, porque creen que la vida es una competencia), sino para hacer de él una trinchera donde, armados hasta los dientes, podamos hacer lo que queremos, cuando nos han dicho que no podemos.
No se trata de cumplir este sueño o el otro, ni de seguir aquel camino o el que está a un lado del primero, sino de crear caminos propios y tender puentes hacia eso que deja de ser una posibilidad para convertirse en certeza. Y nosotros no nos vamos a casa, ni creemos que el teatro esté muerto.
La mayor parte de los miembros de la Vincent no cuenta con formación teatral. No conocen las escuelas de teatro, y nunca han abierto un manual de actuación (a excepción del Manual de Carreño, ese folletín maravilloso que todo actor debe leer). Algunos intentaron leer alguna vez una obra de Shakespeare, pero les aburrió a la mitad. Otros se tragaron completa la poética de Aristóteles, pero ya no se acuerdan bien de cuál es la diferencia entre la comedia y la tragedia (y en verdad, ¿quién sabe cuál es la diferencia?). Pensar que lo anterior es un obstáculo, denota únicamente una pobre interpretación de lo que es el teatro. Para nosotros, el teatro no depende de una formación académica, de una ortodoxia técnica, ni siquiera de una aproximación intelectual. Para nosotros, el teatro es una experiencia. Y como experiencia, es accesible a todos.
No estudiamos teatro. Hacemos teatro.
Por eso, en la Vincent hay filósofos, músicos, ilustradores, traductores, biólogos y algún ocasional estudiante de preparatoria. No nos malinterpreten. No queremos un grupo interdisciplinario. No nos interesa el teatro desde la filosofía o desde la traducción. No queremos las distintas miradas que apuntan a un centro. El teatro no es una suma. Y no tiene centro. Hay jóvenes promesas y fracasados desempleados. Hay doctores y analfabetas. Pero no nos importa demasiado. Son palabras que se dicen. Lo que nos importa es el espacio donde el doctor se transforma en vagabundo, y el vagabundo en doctor, o mejor aún, el espacio donde ambos olvidan que la vida se trata de algo, y se sientan a fumar cigarros y contar chistes vulgares. Sí, no nos interesan las disciplinas. No queremos ejércitos de especialistas. Lo que nos interesa son los biólogos teatrales, el teatro de los músicos, los filósofos tramoyistas, los guitarristas directores, las traductoras dramaturgas, los futbolistas exitosos con carreras actorales truncas, y los sociólogos maquillistas. Lo que nos interesa no es nada más que esto: un escenario, un puñado de personas, y alguien que esté dispuesto a entregarse. Nada más. Nada menos. Ya sabemos que los manifiestos son tediosos. Y estar en contra ya no está de moda. Pero es que estamos cansados. Sí, un poco cansados. Porque basta con comprar una entrada en el teatro Insurgentes, o en el Helénico, para darse cuenta de que en el teatro institucional los rostros son siempre los mismos (se disfracen de Edipos o de Otelos), que los nombres que se escriben después de la palabra “Dirección” no son más que unos cuantos, y que los títulos de las obras se cuentan con los dedos de las manos.