Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

“Ahaaaa!”

[vc_row][vc_column][vc_column_text]

academicos-chapultepec3academicos-chapultepec-2


academicos-chapultepec4Académicos de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia formaron parte del equipo de especialistas que atendieron a un hipopótamo del Zoológico de Chapultepec, de unos 28 años de edad y cerca de dos y media toneladas, que presentaba algunos padecimientos dentales.



Entre los participantes del Departamento de Medicina, Cirugía y Zootecnia de Équidos (DMCZE) estuvieron Alma Angélica García y José Luis Velázquez Ramírez, quienes, respectivamente, se hicieron cargo de la anestesia inhalada y de las radiografías que, al ser digitales, permiten reducir tiempos quirúrgicos y mejorar la eficiencia terminal.

Anestesia y radiografías
Alma Angélica García explicó que la anestesia inhalada se usa en intervenciones quirúrgicas mayores y de media a larga duración, e implica vaporización, circuito anestésico, soporte ventilatorio y monitorización: “Trabajar con el hipopótamo fue una experiencia diferente, única y enriquecedora, pero también difícil, sobre todo por su peso”.

Expuso que una vez aplicada la anestesia fija se tenía que conectar el aparato de la inhalada, así que había que levantar la cabeza y abrir la boca del mamífero para introducir la sonda endotraqueal; esto se hizo por medio de poleas y con la ayuda de varias personas que sostuvieron con cuerdas la cabeza: “Para llegar hasta la faringe, encontrar los cartílagos, la epiglotis y sobre esa guía sondear hasta la tráquea, prácticamente tuve que meter medio cuerpo en su boca”.

Resaltó además que anestesiar animales tan grandes implica muchos riesgos, pues cuando están echados empiezan a hiperventilar (a incrementar el ritmo respiratorio); por eso, contar con un aparato de anestesia inhalada con ventilador mecánico, como el que posee el DMCZE, representa una enorme ventaja. “Casi a los cinco minutos de haber desconectado la anestesia inhalada, el animal respiraba profundamente”, recordó.

Por su parte, José Luis Velázquez detalló que la radiología digital es un instrumento complementario para confirmar el diagnóstico de las enfermedades: “En nuestro caso, es de gran ayuda pues el equipo es ligero y portátil, ideal para trabajar en el campo”.

Tras afirmar que esta tecnología no invasiva proporciona información en segundos e imágenes de la más alta calidad, mencionó que apoyado por un médico veterinario de otra institución, estuvo a cargo de la toma de placas radiográficas: “Se tomaron más de 30 pre, trans y post quirúrgicas, primero para ver el colmillo fracturado y el área afectada, y después para ayudar al odontólogo en aspectos como que la introducción del catéter y de la aguja fueran en la dirección correcta”.

Precisó que “gracias a las placas radiográficas se descubrió que el mamífero tenía lo que en un principio se creía era un tumor, pero realmente era un acúmulo de sarro cubierto por la encía, el cual fue fragmentado para dejar limpia la pieza. Por momentos se pensó en retirar ésta, pero, tras ser evaluada mediante las radiografías, se determinó hacer una obturación, es decir, eliminar el tejido necrótico del diente, la cavidad pulpar y posteriormente hacer una amalgama para tapar la pieza y salvarla”.

Ambos académicos coincidieron en que trabajar con veterinarios dedicados a animales exóticos es muy interesante, pero más aún demostrar a la sociedad que cuando un equipo multidisciplinario de especialistas trabaja unido, casos como el del hipopótamo se resuelven exitosamente.

Por último, refirieron que, de acuerdo con las autoridades correspondientes, hasta ahora el mamífero se encuentra bien.

Otros que intervinieron en el manejo del hipopótamo, por parte del zoológico, fueron Alberto Olascoaga, Xóchitl Ramos y Laura Elena Gómez, liderados por Claudia Lewy Sánchez Aldana, directora general de Zoológicos y Vida Silvestre de la Secretaría del Medio Ambiente de Ciudad de México; además de Darryl Heard, de la Universidad de Florida, Estados Unidos; Nigel Caulkett, de la Universidad de Calgary, Canadá, y Roberto Fecchio, de San Pablo, Brasil, quien se encargó del procedimiento odontológico.[/vc_column_text][vc_column_text]Académicos de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia formaron parte del equipo de especialistas que atendieron a un hipopótamo del Zoológico de Chapultepec, de unos 28 años de edad y cerca de dos y media toneladas, que presentaba algunos padecimientos dentales.

Entre los participantes del Departamento de Medicina, Cirugía y Zootecnia de Équidos (DMCZE) estuvieron Alma Angélica García y José Luis Velázquez Ramírez, quienes, respectivamente, se hicieron cargo de la anestesia inhalada y de las radiografías que, al ser digitales, permiten reducir tiempos quirúrgicos y mejorar la eficiencia terminal.

Anestesia y radiografías
Alma Angélica García explicó que la anestesia inhalada se usa en intervenciones quirúrgicas mayores y de media a larga duración, e implica vaporización, circuito anestésico, soporte ventilatorio y monitorización: “Trabajar con el hipopótamo fue una experiencia diferente, única y enriquecedora, pero también difícil, sobre todo por su peso”.

Expuso que una vez aplicada la anestesia fija se tenía que conectar el aparato de la inhalada, así que había que levantar la cabeza y abrir la boca del mamífero para introducir la sonda endotraqueal; esto se hizo por medio de poleas y con la ayuda de varias personas que sostuvieron con cuerdas la cabeza: “Para llegar hasta la faringe, encontrar los cartílagos, la epiglotis y sobre esa guía sondear hasta la tráquea, prácticamente tuve que meter medio cuerpo en su boca”.

Resaltó además que anestesiar animales tan grandes implica muchos riesgos, pues cuando están echados empiezan a hiperventilar (a incrementar el ritmo respiratorio); por eso, contar con un aparato de anestesia inhalada con ventilador mecánico, como el que posee el DMCZE, representa una enorme ventaja. “Casi a los cinco minutos de haber desconectado la anestesia inhalada, el animal respiraba profundamente”, recordó.

Por su parte, José Luis Velázquez detalló que la radiología digital es un instrumento complementario para confirmar el diagnóstico de las enfermedades: “En nuestro caso, es de gran ayuda pues el equipo es ligero y portátil, ideal para trabajar en el campo”.

Tras afirmar que esta tecnología no invasiva proporciona información en segundos e imágenes de la más alta calidad, mencionó que apoyado por un médico veterinario de otra institución, estuvo a cargo de la toma de placas radiográficas: “Se tomaron más de 30 pre, trans y post quirúrgicas, primero para ver el colmillo fracturado y el área afectada, y después para ayudar al odontólogo en aspectos como que la introducción del catéter y de la aguja fueran en la dirección correcta”.

Precisó que “gracias a las placas radiográficas se descubrió que el mamífero tenía lo que en un principio se creía era un tumor, pero realmente era un acúmulo de sarro cubierto por la encía, el cual fue fragmentado para dejar limpia la pieza. Por momentos se pensó en retirar ésta, pero, tras ser evaluada mediante las radiografías, se determinó hacer una obturación, es decir, eliminar el tejido necrótico del diente, la cavidad pulpar y posteriormente hacer una amalgama para tapar la pieza y salvarla”.

Ambos académicos coincidieron en que trabajar con veterinarios dedicados a animales exóticos es muy interesante, pero más aún demostrar a la sociedad que cuando un equipo multidisciplinario de especialistas trabaja unido, casos como el del hipopótamo se resuelven exitosamente.

Por último, refirieron que, de acuerdo con las autoridades correspondientes, hasta ahora el mamífero se encuentra bien.

Otros que intervinieron en el manejo del hipopótamo, por parte del zoológico, fueron Alberto Olascoaga, Xóchitl Ramos y Laura Elena Gómez, liderados por Claudia Lewy Sánchez Aldana, directora general de Zoológicos y Vida Silvestre de la Secretaría del Medio Ambiente de Ciudad de México; además de Darryl Heard, de la Universidad de Florida, Estados Unidos; Nigel Caulkett, de la Universidad de Calgary, Canadá, y Roberto Fecchio, de San Pablo, Brasil, quien se encargó del procedimiento odontológico.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_masonry_media_grid grid_id=”vc_gid:1513555504916-9ecc208c-bc06-8″ include=”30126,30128,30129,30130″][/vc_column][/vc_row]