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¿Por qué la gente cree los mitos de la COVID-19?

En los últimos días han circulado diversos mitos sobre la COVID-19: “se trata de un virus que no existe, es un invento del gobierno para controlarnos después de tantas marchas”,  “fue creado por Estados Unidos para acabar con China”, “no es tan mortal y los medios manipulan la información para crear pánico”, pero ¿por qué la gente cree tan fácilmente esto en vez de informarse?

En entrevista con UNAM Global, Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, dijo que aunque los mitos son elementos de los cuales no se tiene evidencia, las personas los validan porque les brindan entendimiento, tranquilidad y coherencia a un mundo que generalmente es caótico.

“El ser humano se organiza alrededor de leyendas y ficciones para orientarse sobre dónde está posicionado en el Universo. ¿Fue un dios quien nos creó? ¿Fue el soplido de un ser divino?  Todos son mitos porque nunca estuvimos ahí para corroborarlo, sin embargo, damos certeza y creencia de que así fue”.

En el caso particular de esta pandemia, encontramos en redes sociales noticias falsas con esta misma dinámica. Frente a una situación no clara, los seres humanos buscan explicaciones para tener certeza sobre lo que realmente está pasando, eso nos brinda una sensación de control sobre la realidad, que regularmente está descontrolada.

La explicación es adecuada a nuestra propia cultura y grupo social. Por ejemplo, una persona que tiene un nivel cultural de preparatoria o universidad y detecta un mito explicando cómo las vacunas son un complot por parte de las farmacéuticas es mucho muy probable que crea esta idea, en vez de una explicación de corte místico.

Cuando existe una situación de crisis los seres humanos buscan creencias alternativas que permitan dar mayor sentido a esta situación.

Por eso, en algunas ocasiones “si no soy religioso podría buscar explicaciones alternativas, dado que mi mundo actual no me resuelve mis creencias en este momento, busco entonces en otros grupos sociales”.

Siempre encontraremos una serie de conductas que se elaborarán en estas crisis, pero posteriormente el ser humano busca regresar a su cotidianidad, independientemente de la situación en que nos encontremos. Esto sucedió con la pandemia del 2009, cuando las personas estaban aterradas y buscaron formas de regresar a la normalidad.

“El mundo que construimos en realidad es un mundo creado, no sabemos si lo que existe, existe de verdad, pero frente a ello, cualquier información diferente e innovadora que se nos presente como importante, diferente o interesante, siempre nos será necesaria”.

El papel de las redes sociales

Las redes sociales son el “caldo de cultivo” perfecto para las noticias falsas, para las medias verdades, para las teorías de conspiración y cualquier tema que no se tenga evidencia, pero que brinden un sentido al mundo.

Cuando alguien comparte en las redes sociales este tipo de información siente una sensación de poder y piensa que tiene cierto control sobre el mundo. Al mismo tiempo, le permite a otras personas adherirse a su propuesta en un determinado grupo social.

De ahí viene este interés, que de pronto compartamos la información para que los demás piensen “como yo”. Esto es bastante adictivo y embriagante, porque da una sensación de validez de que “yo si sé y los otros no”. “Los voy a educar en función de esto”.

Finalmente, el investigador recomendó buscar alternativas de información que permitan construir un criterio más amplio de ese fenómeno.