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El desarrollo económico y la mitigación climática SÍ son compatibles

En un artículo reciente hablamos de una publicación en la revista BioScience en la que unos 11,000 científicos de todo el mundo manifestaron su preocupación por la emergencia climática que enfrenta nuestro planeta. En dicho documento, predicen un “increíble sufrimiento humano”  en caso de que no se tomen medidas contundentes para abordar esta emergencia climática.

Sin embargo, durante más de 30 años, los investigadores han intentado estimar cuánta energía requieren las sociedades para satisfacer las necesidades básicas de TODOS. Esta pregunta adquiere importancia con el cambio climático, porque los escenarios globales de estabilización climática suponen fuertes reducciones en el crecimiento de la demanda de energía, en los países en desarrollo.

Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Energy, realizado por investigadores del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) en Laxenburg, Austria, han abordado dichos factores para determinar si satisfacer las necesidades básicas de toda la humanidad es un impedimento para el logro del objetivo de revertir el cambio climático.

Hasta ahora, sin embargo, la comunidad de investigación no tenía forma de separar las necesidades energéticas para erradicar la pobreza del crecimiento general de la demanda de los países. Sin esto, se ignoraron las grandes desigualdades y los patrones de consumo insostenibles en los países en desarrollo, explica uno de los autores del estudio, Narasimha Rao, investigador del Programa de Energía del IIASA, que también forma parte de la facultad de la Escuela de Estudios Forestales y Ambientales de la Universidad de Yale.

“La gente siempre se ha preocupado de que el desarrollo económico y la mitigación climática no sean compatibles, que el crecimiento requerido para sacar a miles de millones de personas de la pobreza haría imposible reducir las emisiones netas a cero, lo cual es un requisito para la estabilización climática”, explicó Rao.

Los investigadores eligieron tres países en desarrollo, Brasil, India y Sudáfrica, y para cada país preguntaron qué requisitos materiales respaldaban las necesidades humanas básicas; y cómo los recursos energéticos necesarios para satisfacer estas necesidades básicas varían en diferentes contextos (por ejemplo, clima o cultura) dentro de cada país.

Para hacer esto, desarrollaron una nueva forma de derivar la demanda de energía de los servicios básicos, en lugar del crecimiento económico. De modo tal, que separaban la demanda de energía necesaria para la erradicación de la pobreza, de la demanda de energía de los ricos.

Los resultados muestran que las necesidades energéticas para proporcionar niveles de vida dignos a todos en los países elegidos, están muy por debajo de su consumo de energía nacional actual, y también muy por debajo del uso de energía global por persona, en promedio.

La energía para proporcionar buena salud y educación es mucho menor que la de infraestructura física, tránsito y edificios. Esto sugiere que en realidad sí es posible elevar el nivel de vida de las poblaciones de bajos recursos sin que ello implique colapsar el planeta.

Sin embargo, estas necesidades energéticas pueden reducirse aún más si los países proporcionan transporte público asequible y utilizan materiales locales en la construcción de edificios.

No esperábamos que las necesidades energéticas para una vida mínimamente decente fueran tan modestas, incluso para países como India, donde existen grandes brechas. También fue una grata sorpresa que las necesidades humanas más esenciales relacionadas con la salud, la nutrición y la educación sean baratas en términos de energía. En el camino, también encontramos que medir la pobreza en términos de estas privaciones materiales supera con creces la definición de pobreza de ingresos del Banco Mundial “, explica Rao.

La riqueza sí incrementa la demanda energética

Los resultados indican además que la riqueza, más que las necesidades básicas, incrementa la demanda de energía, y que la mayor parte del crecimiento energético futuro en estos países probablemente servirá a las clases media y a los ricos, incluso si los gobiernos priorizan la erradicación de la pobreza.

Esto sugiere que se debe prestar mucha atención a los estilos de vida y cómo evolucionan en los países en desarrollo.

Los investigadores enfatizan además que los países en desarrollo tienen diferentes necesidades de recursos para cumplir con los mismos objetivos de desarrollo humano.

Brasil, por ejemplo, tiene una intensidad energética de movilidad comparablemente alta debido a la alta dependencia de los automóviles. Debido a estas diferencias, los países en desarrollo enfrentarán diferentes costos y desafíos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al elevar la calidad de vida de los ciudadanos por encima de un estándar básico. Las futuras promesas del Acuerdo de París deberán considerar estas diferencias para garantizar que los países perciban sus esfuerzos como comparables y justos.

Erradicar la pobreza no tiene por qué obstaculizar la estabilización del clima a niveles seguros. Nuestro estudio sugiere que necesitamos medir el progreso social en términos de estas múltiples dimensiones, no solo los ingresos, y también debemos prestar atención a la distribución del crecimiento en los países en desarrollo. Esto puede indicarnos nuevas formas de mejorar el bienestar y reducir las emisiones. Los encargados de la formulación de políticas deben prestar especial atención a la inversión en transporte público, edificios ecológicos y locales, y fomentar dietas y sistemas alimentarios sostenibles”, dijo Rao.

Los países deberían hacer un balance y aumentar la ambición en sus promesas“, concluyó.

Fuente: IIASA

Artículo: Rao N, Min J, & Mastrucci A (2019). Energy requirements for decent living in India, Brazil and South Africa. Nature Energy DOI: 10.1038/s41560-019-0497-9 [pure.iiasa.ac.at/16174]