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México necesita legislar eutanasia y suicidio asistido

Hace unas horas el Senado de la República aprobó por unanimidad la reforma al artículo IV de la Constitución con el fin de garantizar los cuidados paliativos y con ello “una muerte digna a los enfermos terminales”.

”No se trata de ´eutanasia´” , precisó el senador Miguel Ángel Mancera (PRD), pues la enmienda establece que “toda persona tiene derecho a la protección de su salud en condiciones de dignidad”.

Para hablar sobre el tema, Deyanira Morán platicó en su espacio radiofónico Prisma RU con Paulina Rivero Weber, doctora en Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, quien abundó sobre la necesidad de aclarar la concepción de muerte digna, suicidio asistido y eutanasia

“Porque el concepto de dignidad es muy ´resbaladizo´. Hay gente que considera que morir con dolor es algo digno, pero habemos personas que consideramos que lo digno es morir precisamente sin dolor, a través de una eutanasia”.

De acuerdo con la también directora del Programa Universitario de Bio-ética, la eutanasia es el acto médico que se lleva a cabo por petición expresa de un paciente desahuciado que está en situación de dolor irremediable.

En cambio, el suicidio asistido se refiere a la potestad que el médico le otorga al paciente desahuciado -a petición de éste-, limitándose a facilitarle los medios para llevarlo a cabo.

Aunque ambas formas de morir se realizan actualmente en algunos países, en México su práctica no está permitida.

Al respecto, Rivero Weber refirió que más allá de medicar al paciente en situación de dolor, lo que se necesita hacer en México es legislar en torno a la eutanasia y el suicidio asistido.

“Esta última reforma que ha hecho el Senado remite más que nada a los cuidados paliativos que siempre han existido, pero no para aquellas cuestiones que realmente no han sido aceptadas”.

Dijo que con legislar sobre la muerte digna se dio un sólo paso de los varios que se deben dar, pues aún no se ha puesto en la palestra del Legislativo qué hacer en aquellos casos en que el enfermo o un familiar -en caso de que el paciente esté inconsciente- pida la eutanasia.

“Por supuesto que hay casos complejos, pero hasta cuándo vamos a aceptar que una persona que ya está desahuciada se le otorgue el beneficio de tener una muerte, no quiero decir digna, sino una muerte buena, de acuerdo a lo que esta persona considera que es una muerte buena”.

En torno a los fármacos que se emplean para conducir hacia la muerte, la doctora Rivero comentó que, aunque algunos hospitales cuenta con ellos, lo que no se tiene es la aprobación legal debido a una particular idea sobre la vida, la cual es respetable, pero no correcta: “no me parece que se imponga al resto de la población una creencia sobre si se es o no dueño de nuestra propia vida”.

Partidaria de la voluntad anticipada, la investigadora universitaria espera que este tema abra el debate y sensibilice a la gente ya que esta reforma no garantiza la inexistencia de sufrimiento.

“Hay un momento en que los enfermos terminales requieren dosis de morfina que son tales que los conducen a la muerte, ¿estamos dispuestos a hacerlo? Si la respuesta del licenciado Mancera es que sí, pues yo estoy completamente de acuerdo con él”.