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No hay una cantidad de alcohol segura durante el embarazo, sugieren investigadores

Un grupo internacional de investigadores ha dado uno de los primeros pasos importantes para encontrar los cambios biológicos en el cerebro que impulsan el síndrome de alcoholismo fetal. Un nuevo trabajo que utiliza la teoría del caos para analizar las señales cerebrales que muestran los efectos a largo plazo, los resultados fueron publicados en la revista Chaos del Instituto Americano de Física (AIP).

Los investigadores encontraron que los adolescentes que fueron expuestos al alcohol mientras estaban en el útero de su madre, mostraron conexiones cerebrales alteradas que eran consistentes con un rendimiento cognitivo deteriorado.

Los investigadores encontraron que los adolescentes que fueron expuestos al alcohol mientras estaban en el útero mostraron conexiones cerebrales alteradas que eran consistentes con un rendimiento cognitivo deteriorado.

Sus hallazgos fueron alcanzados midiendo la respuesta de una técnica de imágenes cerebrales llamada magnetoencefalografía (MEG) y luego fueron analizándolas con una herramienta desarrollada utilizando la teoría del caos.

El Síndrome del Espectro Alcohólico Fetal (FASD, por sus siglas en inglés) es una de las principales causas de discapacidad intelectual en todo el mundo y está vinculado a una amplia gama de problemas neurológicos, incluido el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Si bien la teoría prevaleciente vincula el consumo de alcohol de las mujeres embarazadas con las discapacidades cognitivas de los niños, siguen existiendo dudas sobre la magnitud de este efecto. A pesar del vínculo conocido, los investigadores no están seguros del mecanismo preciso mediante el cual el alcohol altera el cerebro en desarrollo.

Los esfuerzos del grupo marcan una de las primeras veces que los investigadores han podido cuantificar los efectos de la exposición al alcohol en el cerebro en desarrollo.

El documento proporciona importantes resultados integradores para el campo de FASD“, dijo Julia Stephen, autora del artículo.

Para llegar al fondo del problema, los miembros del equipo desarrollaron una sofisticada técnica informática llamada Cortical Start Spatio-Temporal Analysis multipole que podría identificar qué áreas del cerebro estaban activas cuando los sujetos de investigación estaban en la máquina MEG.

Después de recopilar los datos de 19 pacientes con FASD y 21 sujetos sin FASD, el enfoque computacional reveló varias áreas del cerebro que mostraron una conectividad dañada entre el grupo de pacientes con FASD.

Los sujetos que fueron expuestos al alcohol en el útero tenían más probabilidades de tener problemas con las conexiones en el cuerpo calloso, que es la banda de tejido cerebral que conecta las mitades izquierda y derecha del cerebro. Se han reportado déficits en esta área en personas con esquizofrenia, esclerosis múltiple, autismo, depresión y anormalidades en la sensación.

Este trabajo presenta evidencia importante de que los niños expuestos al alcohol en forma prenatal corren el riesgo de sufrir discapacidades cognitivas y otros factores secundarios“, dijo Lin Gao, un autor del artículo. “Nuestro estudio … muestra que no hay una cantidad segura o etapas seguras durante el embarazo para el consumo de alcohol“.