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La literatura no es un arma


En mi corazón no uso la novela para hacer política. Hay quien sí lo hace, no yo, afirmó el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk.

En conferencia de prensa primero y después en un conversatorio en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Pamuk habló de su país. Al inicio pidió hablar de su obra literaria, no de política, pero terminó, en todo momento, evocando a sus amigos periodistas y escritores que están encarcelados en Turquía. Hay 100 escritores presos en ese país, la libertad de expresión no existe.

La mitad de los turcos, acotó, prefirió al padre protector, al que garantice el crecimiento económico, aunque sea a costa de las libertades. Sobre esta figura paterna que enseña y obtiene resultados minando al hijo/alumno trata su última novela.

Respecto a los migrantes recalcó que él está del lado de ellos. No hay civilización sin migración. Está vivo por ser migrante. Actualmente da clases en Nueva York, en la Universidad de Columbia.

Para el autor de “La mujer del pelo rojo” la novela es como un árbol enorme, con 10 mil hojas. La idea no llega en una sola noche. Nunca queda en un solo movimiento. Se acumula durante años, hoja por hoja, detalle a detalle. Pueden pasar 5, 10 o 20 años.

Pamuk es feliz cuando pinta y se siente inteligente cuando escribe. Pintar es como cantar bajo la regadera.

El escritor señaló que Bob Dylan no debió ganar el Premio Nobel de Literatura. Este premio es para quien hace literatura. Concluyó que su libro “Estambul” fue influido por “El laberinto de la soledad”, escrito por Octavio Paz. Este es un pasaje de “Estambul”: “Y, al igual que ocurre con nuestras vidas la mayor parte de las veces es por otros por quienes nos enteramos del significado de la ciudad en la que vivimos”.