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Brasil: ¿el fin de una era?

El pasado domingo 7 de octubre Brasil llevó a cabo elecciones generales para elegir presidente y más de mil 600 representantes a puestos de gobierno, una lucha encarnizada por el poder que se perfiló a celebrar una segunda vuelta entre el candidato de la extrema derecha Jair Bolsonaro y Fernando Haddad, candidato izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT).

El sistema de dos rondas con el que cuenta el país sudamericano se utilizará debido a que Bolsonaro aventajó en 17 puntos a Haddad al conseguir el 46% de los votos, sin embargo, su dominio no se dio en todo el país. Por tanto, estos dos contendientes volverán a ser votados el 28 de octubre al festejarse la segunda vuelta.

En las últimas horas de la carrera presidencial la balanza de la intención del voto se inclina hacia el lado de Bolsonaro. Los medios de comunicación convencionales y las redes sociales han jugado un papel importante en ello.

De acuerdo con Regina Crespo Franzoni, investigadora del Centro Investigaciones sobre América Latina y El Caribe (CIALC) de la UNAM, la mass media trata de potenciar una polarización que en términos concretos es artificial. “Están generando una contienda que no existe porque no se trata de dos polos opuestos como si hubiera una extrema derecha radical en contra de una extrema izquierda radical”.

En Brasil, la propaganda política en radio y televisión es gratuita, sin embargo, los minutos otorgados a los candidatos dependen de una serie de factores que tienen que ver con la cantidad de miembros que cada partido tiene en el Congreso, causa por la que la candidatura de Bolsonaro está siendo manejada en redes sociales, destaca Crespo Franzoni en entrevista.

“Desde WhatsApp están circulando un video calumniando al candidato de los Partido de los Trabajadores”. Este desprestigio no es nuevo, señala la académica. La campaña en contra de la izquierda se ha estado manifestados desde el 2013 de la misma forma en que se hizo con el comunismo en los años 60.

Y advierte: la democracia de Brasil está a punto de desaparecer.

De ganar Bolsonaro, no habrá ninguna garantía de que los brasileños tengan una vida democrática normal ni donde el respeto al pensamiento crítico se practique.

Desde su perspectiva, su país natal ha sido golpeado por una enorme ola llena de conservadurismo e intolerancia desde que Michel Temer asumió el poder. Este programa es el proyecto que Bolsonaro pretende continuar de ganar la silla presidencial, asevera.

“No se necesita ser adivino para saber que, al asumir el poder, lo que pretende la extrema derecha es ir por el mismo camino. Esto traerá más conflicto en el ámbito social ya que las condiciones de vida de la sociedad serán peores”.

La fuerza de la minoría

Un hecho nuevo en Brasil es la iniciativa en contra de la misoginia y el fascismo de Bulsonaro por parte de la minoría política más importante del país: las mujeres, quienes representan el 52 por ciento de la población.

Bajo el grito ¡No queremos a Bolsonaro! ¡Él no! ¡Él nunca!, el 29 de septiembre, miembros del grupo de Facebook Mujeres contra Bolsonaro, liderado por el Colectivo Regina de Sena México-Brasil, convocó a las “minorías” a manifestarse en las principales ciudades del país y en 65 ciudades del mundo.

“En Río de Janeiro reunió a 150 mil personas y en São Paulo a 100 mil. Aunque apareció en los periódicos, la nota principal fue una encuesta que apuntaba la caída del Partido del Trabajo en la preferencia de los electores; casualmente en la televisión brasileña no apareció, asevera la académica.

En su manifiesto, el Colectivo señala que, debido a que Bolsonaro lanza ataques de odio, convocan al pueblo brasileño a combatirlo a través del voto.

“Lo que queremos es una sociedad democrática e incluyente, con igualdad, justicia social y derechos; respeto a la diversidad; salarios iguales para hombres y mujeres, negros, blancos e indígenas; seguridad para mujeres y sus cuerpos; libertad de pensamiento y de amor; libertad de enseñar y aprender. Por eso: #ELE NÃO”.