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La Ley de Agua y Sustentabilidad Hídrica de la CDMX no evita colapso de agua en la capital

El presente sexenio del gobierno federal en México se ha caracterizado por la aprobación de reformas estructurales que han provocado diversas reacciones en la sociedad. Sin embargo, algunos de estos cambios legales, a pesar de haber generado descontento, no han tenido peso en los medios de comunicación.

Las manifestaciones de inconformidad más mediáticas, encabezadas por sindicatos, grupos políticos y organizaciones no gubernamentales, han tenido que lidiar incluso con campañas de desprestigio impulsadas por los mismos medios de comunicación. Otras pugnas, como la desatada por la Ley de Seguridad Interior, fueron abanderadas por la sociedad civil independiente, que con la ayuda de las redes sociales difundió información y organizó acciones de resistencia.

Sin embargo, otras modificaciones a la ley son escasamente abordadas por los medios de difusión y encuentran poco eco en la sociedad civil. La falta de participación ciudadana quizá sea resultado de la forma en que son tratados estos temas, a menudo con un lenguaje técnico que impide la identificación de la población con las problemáticas en cuestión. Así, pareciera que son temas que competen en exclusiva a los especialistas, a pesar de que cada decisión en la materia podría acarrear graves consecuencias para todas las mexicanas y todos los mexicanos.

Es el caso de la Ley de Agua y Sustentabilidad Hídrica de la Ciudad de México y la Ley General de Biodiversidad, avaladas en los últimos meses del año pasado mientras la atención de la ciudadanía enfocaba sus esfuerzos en frenar la Ley de Seguridad Interior. Su aprobación pasó casi desapercibida ante los ojos de miles de mexicanos, pues sólo algunos medios masivos dieron cobertura.

En lo que respecta a la controvertida Ley de Agua y Sustentabilidad Hídrica de la Ciudad de México, cabe señalar que aunque fue respaldada por el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal apenas el 24 de noviembre del año pasado, las discusiones en torno a esta iniciativa empezaron desde hace tiempo. Y es que el tema del agua en México siempre ha sido polémico y el problema hídrico en la ciudad lleva años al borde del colapso.

México es un país con una gran diversidad climática. Su territorio abarca desde zonas áridas hasta regiones de copiosas lluvias. Estos contrastes imponen serios retos, entre ellos llevar agua a donde no la hay.

A la complejidad que representa abastecer de agua a sitios de escasez habría que sumar el proceso de urbanización. Según datos del Banco Mundial (BM), México concentraba 80% de su población total en sus ciudades en 2016, lo que implica abastecer del líquido vital a un espacio geográfico reducido y, por ende, la sobreexplotación de los acuíferos y otros cuerpos de agua cercanos.

La Ciudad de México es la urbe que más agua consume, y también la que más desperdicia. Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), sólo por las fugas en la red hidráulica se pierde hasta 38% del recurso (Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental A.C., sin fecha).

Es en este crítico contexto que era necesaria la actualización de la Ley de Aguas que regía la ciudad hasta su abrogación el pasado noviembre. Sin embargo, la complejidad de la problemática no sólo no fue considerada por la nueva Ley, sino que, según expertos, amenaza con retrocesos en materia ambiental e incluso atenta contra los derechos humanos.

Los más críticos afirman que uno de los lineamientos de esta Ley apuesta por la continuación de la política de construcción de megainfraestructura para acarrear agua de otras cuencas y abastecer a la ciudad. Esta práctica, además de representar una enorme carga económica y la dependencia de fuentes externas, implica un alto costo ambiental.

El sistema Lerma-Cutzamala es la prueba fehaciente de que tales obras de ingeniería se tornan insostenibles y vulnerables. Interrumpir los escurrimientos naturales altera el equilibrio de los ecosistemas de cuencas vecinas y extiende el impacto de la urbe hasta zonas distantes. Además, traer agua desde lugares lejanos y bombearla para superar la topografía implica un alto consumo energético. Esto puede representar un incremento de las tarifas del servicio, que al final los usuarios terminamos absorbiendo mediante el pago por el “derecho de acceso” o a través de nuestros impuestos.

Por otra parte, investigadores sostienen que la Ley de Sustentabilidad Hídrica arrebatará a los pueblos originarios de la urbe su derecho a decidir sobre los cuerpos de agua en su territorio, pues otorgará su administración al Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), empresa abierta a la entrada de corporaciones privadas cuyo fin último es la generación de ganancias. Bajo esta lógica, el impacto sobre los recursos naturales es visto como una “externalidad” de los procesos productivos.

Por supuesto, las consecuencias ambientales de esta importante modificación a la legislación de la ciudad están engarzadas a las posibles repercusiones en materia de derechos humanos. Algunos de los puntos denunciados son:

  • El corte de suministro en caso de adeudo. La nueva ley estipula que el adeudo de más de un pago será castigado con el corte del suministro, lo que podría significar una amenaza al derecho humano al agua que perjudica a quienes menos tienen.
  • El cumplimiento del derecho humano al agua podría reducirse al abastecimiento de 50 litros diarios por persona. Si bien esta cantidad supera el límite mínimo establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que un acceso óptimo, que cubra todas las necesidades de consumo e higiene, corresponde a una cantidad promedio de 100 litros diarios por persona (Moral, 2015).
  • El acceso diferenciado. La Ley no considera estrategias para enfrentar las severas inequidades en la distribución del agua, por lo que se espera que los recortes por escasez sigan afectando las zonas marginadas de la ciudad.

A pesar de estos señalamientos, la Ley de Agua y Sustentabilidad Hídrica de la Ciudad de México fue aprobada. El debate en torno a las modificaciones a este importante instrumento legal pasó inadvertido, rodeado de incertidumbres y sin eco por parte de los medios de comunicación, a pesar de las llamadas de atención de algunos especialistas, periodistas y ciudadanos.

En contrasentido con las estrategias impulsadas por esta ley, la Coordinadora Nacional Agua para Tod@s, Agua para la Vida —un proceso de organización incluyente en donde confluyen pueblos originarios, organizaciones sociales, sociedad civil e investigadores comprometidos— pone al centro de su iniciativa de Ley de Aguas a nivel federal, el aprovechamiento máximo del agua de lluvia, el tratamiento de aguas residuales y la priorización del consumo humano antes que el uso industrial. Todas estas alternativas pueden implementarse en la ciudad y abonar a una verdadera sustentabilidad hídrica, que además fuera de y para todos.

Muchos especialistas proyectan un colapso hídrico en la Ciudad de México en el mediano plazo: la intensidad de las lluvias será cada vez mayor e, irónicamente, la disponibilidad de agua, menor. Resultaría un error pensar que los problemas de agua en la urbe no afectarán a los estados de alrededor, así como es errado que una ley local no se articule a las legislaciones de sus estados vecinos y sea aprobada antes que una política nacional de aguas. Recordemos que la sustentabilidad busca desarrollar una visión holística que contemple que todo está conectado y que las alteraciones en una parte del sistema tienen implicaciones en el resto.

Con este trasfondo, sólo queda una pregunta: ¿a qué llaman “sustentabilidad hídrica” los creadores de esta ley? La Ley General de Aguas, que regirá la gestión y administración de las aguas nacionales, sigue en el tintero. Es importante no perderla de vista.

Referencias:

Banco Mundial (2016) Datos, Población urbana (% del total). Recuperado de: https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.URB.TOTL.IN.ZS?locations=MX

Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental A.C. (sin fecha). Visión general del agua en México. Recuperado de: https://agua.org.mx/cuanta-agua-tiene-mexico/

Moral, C. (2015). ¿Sabes cuántos litros de agua necesita una persona al día? Recuperado de: http://blog.ferrovial.com/es/2015/03/sabes-cuantos-litros-de-agua-necesita-una-persona-al-dia/