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Actuaria se titula desde Santa Martha

[vc_row][vc_column][vc_column_text] [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]¿Cómo apretujar 38 años de vida profesional y hacerlos caber en un centenar de páginas? Ése fue el reto que se impuso Mónica Ponce de León al escribir su tesis, con la dificultad agravada de hacerlo desde la cárcel y sin posibilidad de consultar bibliotecas, archivos o internet, “así que esto fue un ejercicio de memoria, de recordar mi trayectoria de 1979 a la fecha y ponerla en papel”.

Así, durante 18 meses y con asesoría del profesor Yuri Salazar, quien desde la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM le hacía llegar sus observaciones, “la maestra Mónica” —como le dicen sus compañeras del penal de Santa Martha Acatitla— detalló cómo aprovechó su formación matemática cuando era parte de la Oficina de Asesores del presidente José López Portillo; cómo impulsó una revolución tecnológica en CREMI cuando, con apenas 27 años, era la directora general adjunta de ese banco, y esbozó las características de un método de enseñanza para personas privadas de su libertad, el cual desarrolló a partir de su experiencia como docente en el presidio.

El resultado es la tesis La ciencia actuarial en el mercado laboral mexicano, con la que Ponce de León Treviño obtuvo el grado de licenciada en Actuaría y con lo cual se ha convertido en la duodécima alumna de la Universidad Nacional que obtiene su título al interior de una prisión gracias a Proyecto UNAM, programa de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario del Gobierno de la CDMX que apoya a reclusos con estudios inconclusos a cerrar este ciclo.

Tarde de examen, día de fiesta

Aprovechando que el 5 de mayo era feriado y el Centro de Desarrollo Infantil Amalia Solórzano de Cárdenas se encontraba vacío, las autoridades aprovecharon ese espacio destinado a los hijos de las reclusas (sólo pueden estar con ellas hasta los cinco años con 11 meses) para el examen profesional de Mónica. Con una treintena de sillas ocupadas en su totalidad por invitados y una larga mesa recubierta con el paño azul y oro de la FC, lo que poco antes era un salón de preescolar se convirtió en un auditorio universitario.

“Vine porque se titula una de nosotras. Esto no sólo es un alto a la rutina, sino un motivo para celebrar”, señaló Roxana Arredón, una de las reclusas que asistió al evento quien, con una gran sonrisa, añadió: “Se trata de un evento muy especial: quien se recibe hoy no sólo es nuestra maestra, es nuestra amiga”.

Ese viernes una mitad de los asistentes eran familiares de Ponce de León y la otra estaba formada por mujeres uniformadas en azul (tono que llevan las reclusas ya sentenciadas) o en color paja (usado por quienes esperan todavía una resolución del juez).

“Que hayan venido tantas compañeras se debe a que hemos llegado a ser muy unidas y nos relacionamos a partir de la solidaridad, pues pocos imaginan cómo son las cosas aquí. La gente se queda con la imagen de series televisivas como Capadocia o Mujeres asesinas y eso nos estigmatiza y, a mí en lo personal, me indigna. La gente es más propensa a ver esas series que a considerar que en las cárceles de la ciudad y área metropolitana hay 60 mil reclusos y de ellos, mil 600 son mujeres, es decir, apenas el 2.6 por ciento”.

Para Ponce de León, esto es una invitación a reflexionar, “ya que en un país donde somos mitad hombres y mitad mujeres, que el porcentaje femenino sea tan bajo nos debería hacer pensar. Además, si consideramos que muchas de nosotras —yo me incluyo— estamos presas por una injusticia y otras tantas más porque las involucró su pareja en algún ilícito, el asunto es aún más delicado”.

Las mujeres somos menos propensas a delinquir por estar más arraigadas a la vida y nuestras familias, señaló la universitaria. “Por ello esta tesis está dedicada a las madres en reclusión que, por estar aquí, hemos sido arrebatadas de nuestros hijos. Nos quejamos de que Trump hace eso con sus deportaciones y repetimos lo mismo aquí, eso es casi un crimen de lesa humanidad y algo imperdonable”.

En busca de sentido

Un libro que ha acompañado a Mónica Ponce de León en diferentes momentos es El hombre en busca de sentido, de Viktor E. Frankl, donde este psiquiatra —y el último gran representante de la Escuela de Viena— relata el periodo cuando fue prisionero en un campo de concentración nazi, donde los despojaron hasta de su nombre (tan sólo era el preso 119.104), pero jamás de sus ganas de vivir.

“En libertad leía esto como algo de otra época, en la cárcel ya lo entiendes con otros ojos. Te das cuenta de que Víktor pensaba que no iba a salir de ahí, como también llegué a temer yo, aunque se dio cuenta de que encontrarle un sentido a la existencia era la única vía para persistir en esa terquedad tan nuestra de sobrevivir”.

A partir de esta lectura, la actuaria comenzó a diseñar un método de enseñanza —consignado en un anexo de su tesis— al cual bautizó Educación en Situaciones Límite y que elaboró a partir de su experiencia como profesora al interior del penal, donde imparte clases de Física, Gastronomía, Historia del Arte y de preparatoria.

“Esta propuesta ha sido probada en un entorno carcelario, pero lo mismo podría servir en situaciones de guerra, crisis o cualquier ambiente donde las preocupaciones se imponen al deseo de estudiar. La clave está en hallarle un propósito a lo que hacemos”.

Justo eso —agregó— fue lo que me animó a dar clases, pues yo también le encontré un sentido a la vida en mi compañero y mis hijos, y en el aprender y el enseñar, así que para hacerle frente al encierro decidí compartir a mis compañeras un poco de mis conocimientos.

A la fecha son cientos de reclusas de Santa Martha las que han pasado por los cursos de “la maestra Mónica”, y una de ellas es Leslie Arellanes, quien tomó Historia del Cine y que, por lo mismo, fue como oyente al examen profesional. “Me emociona porque yo también soy de la UNAM, de la Facultad de Derecho. Ver esto hace que me den ganas de terminar mi carrera aquí adentro”.

Para Mónica, que alguien se inspire con su titulación es lo crucial, “pues aunque sé que las autoridades se colgarán esto como un logro institucional más, para mí lo relevante es dejar una huella en el sistema y demostrar que quienes estamos aquí podemos avanzar y crecer más allá de las paredes que nos retienen. Ése es el punto, trascender en mis compañeras para que sepan que pueden imponerse a cualquier adversidad. Para muchas, estar aquí es algo injusto, pero saber que sí es posible sobreponerse a lo malo es quizá la enseñanza más importante que podemos sacarle a este lugar”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_masonry_media_grid grid_id=”vc_gid:1494217926499-68842717-370d-4″ include=”16589,16590,16591,16592,16593,16594,16595,16596″][/vc_column][/vc_row]