Las enfermedades zoonóticas son causadas por patógenos que se propagan de los animales a los seres humanos. Representan el 75 por ciento de todas las enfermedades infecciosas emergentes e incluyen al SARS-CoV-2 que causó la pandemia de la COVID-19.
La actual pandemia ha demostrado que los delitos contra la vida silvestre y los bosques no sólo amenazan el ambiente y la biodiversidad, sino también la salud humana, afirmó el doctor Rodrigo Medellín Legorreta, especialista en ecología y conservación de mamíferos de la UNAM.
En entrevista para el programa Primer Movimiento de Radio UNAM, el académico e investigador se refirió al Informe mundial sobre los delitos contra la vida silvestre y los bosques 2020 de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés). Se enfatiza la amenaza que significa el tráfico de especies para la naturaleza y la biodiversidad del planeta. “Cuando los animales salvajes son sacados de su hábitat natural todo control sanitario o higiénico como tal sale de control, lo que conlleva a riesgos aún mayores de enfermedades infecciosas. Cerca de seis mil especies han sido incautadas de 1999 a 2019”.
De acuerdo con el doctor Medellín, que la ONU haya dedicado el informe a este tema da importancia a la problemática y enfatizó en que se debe de componer la relación de la vida silvestre con el planeta, porque de no hacerlo iremos de una pandemia a otra.
Resaltó que el comercio ilegal de vida silvestre es la cuarta actividad de tráfico luego de la trata de personas, drogas y armas. “Son los mismos grupos y mafias los que están involucrados. Hay que hacer fuerza para evitar que las especies se extingan y que se creen pandemias posteriores”.
Para lograrlo hay que combatir a las redes de delincuencia organizada internacional, quienes lucran con miles de plantas y especies que sacan de países llamados megadiversos como México hacia los países ricos. “Nosotros mismos entramos a las redes comprando las especies”, lamentó.
Hoy se sabe que el comercio ilegal es difícil de contabilizar, pero hay que recordar que todos tenemos culpa, por ello, afirmó, hay que tener mayor conciencia ambiental y buscar el bien común de todo el país.
La primera línea de defensa para la siguiente pandemia es la conservación de los ecosistemas, porque los patógenos no tienen manera de salir y causar brotes para convertirse en pandemia. Hay que cambiar nuestros hábitos de consumo de carne y tomar conciencia de donde viene nuestro alimento. “Es una carrera de largo plazo que implica el compromiso de cambiar, la situación es grave en el mundo. Todos somos parte del problema, pero con el cambio conjunto se puede guiar el barco para llevarlo a buen puerto”, finalizó.