Si hay algo de este siglo que será mencionado a través de la historia, sin duda alguna, será de este virus. Condenados a vivir con él en lo que llega una cura, un tratamiento o mejores formas de diagnosticarla, el ser humano deberá de adaptarse a él, como lo ha hecho con otros tantos.
A decir de Laurie Ann Ximénez-Fyvie, jefa de laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la UNAM, esta pandemia se asemeja mucho a la ocurrida durante la Primera Guerra Mundial, por lo que se debe actuar en consecuencia.
Si bien todas las epidemias que hemos vivido “nos han dejado mucho aprendizaje”, la historia nos ha demostrado que, de no actuar con rapidez y contundencia desde el inicio, el coste de la vacilación será muy cara.
“Si se vacila y se actúa con lentitud y miedo, se le da ventaja al patógeno, lo que significa que siempre vamos a perder”.
En entrevista con Deyanira Morán, conductora de Prisma RU de Radio UNAM, la doctora Ximénez-Fyvie comentó que el cometido no es resignarnos y sentarnos a esperar a que ocurra lo que va a ocurrir, sino todo lo contrario: detenerlo, hacer todo lo posible para que nadie se infecte.
“Existe una falsa percepción de que lo que está pasando estaba predestinado. Todo lo que sucede y sucederá es consecuencia de las decisiones y acciones que se han ido tomando”.
A este respecto, mencionó las acciones que llevan a cabo países como Dinamarca, Nueva Zelanda y Taiwán, quienes se encuentran en condiciones radicalmente diferentes al resto del mundo.
En Nueva Zelanda, por ejemplo, la primera ministra optó por la estrategia de eliminar el virus al cerrar fronteras y mandar a toda su población a cuarentena en cuanto tuvo el primer caso. Una decisión difícil que, sin duda, sólo fue tomada en los altos niveles de gobierno.