Hablar de textiles mexicanos obliga a remontarse al legado histórico y cultural del tejido en telar de cintura. Esta actividad, que proviene de la época prehispánica considerada un trabajo exclusivo para las mujeres, traspasa las fronteras nacionales, rompe barreras de género y se acerca a las nuevas generaciones.
En ese contexto, Alberto López Gómez, artesano y diseñador, dejó en segundo plano las labores del campo para dedicarse a su pasión: el bordado en telar de cintura
López Gómez, originario de Los Altos de Chiapas, fundó el proyecto K’uxul Pok’ (atuendo vivo), una cooperativa integrada por 150 mujeres tejedoras de distintas comunidades, quienes buscan dignificar el arte del bordado a través del comercio justo de sus prendas, así como la promoción realizada en la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM.
En el marco del VI Coloquio de Moda, Arte y Diseño organizado por la FAD, el promotor social dictó la ponencia Cosmovisión maya tzotzil y su relación en los textiles de Aldama, Chiapas.
Destacó que los diseños de K’uxul Pok’ responden a las características de la vestimenta tradicional indígena, el brocado (diseño) que se deriva de cuadros y rectángulos, los colores obtenidos de teñidos naturales y los bordados que representan a los dioses prehispánicos, la naturaleza, e incluso, la familia y comunidad.
López Gómez explicó que las formas en el tejido de los huipiles y rebozos buscan “mantener viva” la esencia de la cultura tzotzil.
Finalmente, con el objetivo de expandirse y atraer a nuevas generaciones, la cooperativa trabaja en el diseño y producción de playeras bordadas. Sus productos están a la venta en sus redes sociales (Instagram: Kuxul_pok y Facebook: K’uxul Pok’) y en el proyecto comunitario Aula Textil P’ejel en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.