Cuando hay una dieta equilibrada, los beneficios de esta son que se puede reducir la vulnerabilidad a algunas enfermedades y aumentar la productividad, ya que ayudamos a nuestro desarrollo físico y mental. Tus comidas, fracciónalas en cinco porciones al día, incluye frutas y verduras a libre demanda. También es importante que limites el consumo de los jugos concentrados de frutas.
Recuerda limitar el consumo de grasa. Prefiere las grasas no saturadas que están presentes en el aceite de pescado, los aguacates y los frutos secos, a las grasas saturadas que se encuentran en la carne grasa, la mantequilla, el queso y la manteca de cerdo.
Las grasas industriales contenidas en los alimentos procesados y fritos; como las pizzas congeladas, los pasteles, las galletas, las margarinas y las pastas para untar no forman parte de una dieta sana.
Por último, si piensas que le falta sal a tu comida recuerda no abusar de este condimento. Desde la Dirección General de Atención a la Salud, te decimos: ¡Cuídate y quiérete!