Con las últimas denuncias de pederastia en Pensilvania, Estados Unidos, y las acusaciones en Irlanda, Australia y Chile, la iglesia católica está en una situación insostenible, afirmó Fernando González González, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Hasta el momento, ningún Papa había sido señalado directamente en estos actos, de hecho siempre aparecía para decir: “ustedes fallaron”, ya fueran obispos, cardenales o sacerdotes, y se colocaba por encima, como si no tuviera nada que ver, agregó.
Pese al silencio que han guardado todos los miembros se trata de una política estructural, que nace en la iglesia católica, resaltó el académico universitario. Hoy, el Papa Francisco ha sido señalado por estar enterado de uno de los casos, un hecho que ha resultado insólito.
Al preguntarle a González como se podría mejorar la situación respondió que aunque parezca idealista deben aceptar que desde el papado se da la política estructural, por lo tanto Francisco debe anunciar: “no sólo yo”, también “Ratzinger, el Santo Juan Pablo II, Juan XXIII, Pio XII, entre otros, teníamos la política de guardar silencio”.
Tienen que empezar de cero y reconocer su complicidad estructural desde arriba. Actualmente, todo El Vaticano está cuestionado, pero si aceptan su culpabilidad probablemente puedan de alguna manera rehacerse.
El escenario
A partir de 2010, en algunos sitios se ha instaurado una política de comisiones estatales, que ya no son eclesiásticas, sobre la pederastia clerical. “Esto es un cambio cualitativo porque son los gobiernos los que toman a su cargo la denuncia y el análisis de lo que pasó”.
De acuerdo con Fernando González, esto es importante porque toca una situación que la iglesia ha mantenido durante años, incluso siglos, pero que en los años 60 se fue instaurando el silencio. “La iglesia ha copiado el código de la mafia siciliana para guardar silencio”.
La iglesia católica se ha diferenciado de otras religiones, sus sacerdotes deben mantener la castidad y el celibato, que desde el siglo XII ha sido mucho más específica al respecto. Es así que ha creado un efecto de sacralización de los curas como si estuvieran desexualizados.
“El hecho de que aparezca la sexualidad que todos tenemos de una manera abierta y clara, desacraliza al cuerpo episcopal, porque su imagen de celibato es una de sus formas de dictar la moral sexual a todo el mundo sin tener que voltear el dedo a sí mismos”.
Desgraciadamente, para la iglesia católica, su hipocresía institucional implica no sólo la pederastia, que es la parte violenta de la sexualidad humana, sino también las parejas homosexuales y las heterosexuales, con sus mujeres en el clóset.
La iglesia siempre ha tratado de silenciar las denuncias de las víctimas. Por ejemplo, en México han pagado millones para que los casos no lleguen a juicio.
Ante los hechos actuales seguramente la iglesia perderá seguidores, pero son tantos millones que le quedarán muchos fieles. De hecho, para las personas es fundamental creer en algo que los salve, y muy pocos están dispuestos a analizar y cuestionar sus creencias, ya sean políticas o religiosas, concluyó.